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Cuentos de los Herm anos Grimm EDITORIAL DIG ITAL - IMPRENTA NAC IONAL costa rica -¡Terminado! -exclamó el ratón-. Éste sí que es el nombre más estrafalario de todos. Jamás lo vi escrito en letra impresa. ¡Terminado! ¿Qué diablos querrá decir? -y meneando la cabeza, se hizo un ovillo y se echó a dormir. Ya no volvieron a invitar al gato a ser padrino, hasta que, llegado el invierno y escaseando la pitanza, pues nada se encontraba por las calles, el ratón acordóse de sus provisiones de reserva. -Anda gato, vamos a buscar el puchero de manteca que guardamos; ahora nos vendrá, de perlas. -Sí -respondió el gato- te sabrá como cuando sacas la lengua por la ventana. Salieron, pues, y al llegar al escondrijo, allí estaba el puchero, en efecto, pero vacío. -¡Ay! -clamó el ratón-. Ahora lo comprendo todo; ahora veo claramente lo buen amigo que eres. Te lo comiste todo cuando me decías que ibas de padrino: primero Empezado, luego Mitad, luego... -¿Vas a callarte? -gritó el gato-. ¡Si añades una palabra más, te devoro! -Terminado -tenía ya el pobre ratón en la lengua. No pudo aguantar la palabra y apenas la hubo soltado, el gato pegó un brinco y agarrándolo, se lo tragó de un bocado. Así van las cosas de este mundo. 245