Cuentos de los Herm anos Grimm
EDITORIAL DIG ITAL - IMPRENTA NAC IONAL
costa rica
Al ver la mujer a su marido, quedó como herida de un rayo y cayendo de rodillas, imploró perdón.
Pero el Rey dijo:
-No hay perdón. Él se mostró dispuesto a morir contigo y te restituyó la vida; en cambio, tú le
asesinaste mientras dormía y ahora recibirás el pago que merece tu acción.
Fue embarcada junto con su cómplice en un navío perforado y llevada a alta mar, donde muy
pronto los dos fueron tragados por las olas.
214