Cuentos de los Herm anos Grimm
EDITORIAL DIG ITAL - IMPRENTA NAC IONAL
costa rica
El Judío en las Espinas
Un hombre rico tenía un criado que le servía con la mayor fidelidad: era el primero que se levantaba
por la mañana, y el último que se acostaba por la noche. Cuando había alguna cosa difícil que
hacer, de la cual huían los otros, se ponía siempre a ejecutarla sin vacilar; nunca se quejaba y
siempre estaba contento y alegre. Al espirar el plazo de su ajuste, no le pagó su amo. Con esta
astuta conducta, pensaba para sí, ahorro mi dinero, y no pudiendo marcharse mi criado, queda a
mi servicio.
El criado no reclamó; el segundo año pasó como el primero, tampoco recibió su salario, pero no
dijo nada y continuó con su amo.
Al terminar el tercer año, el amo acabó por acordarse; llevó la mano a su bolsillo pero no sacó
nada. El criado se decidió por último a decirle:
-Señor, os he servido fielmente, durante tres años; sed bastante bueno para darme lo que en justicia
me pertenece; quiero marcharme a ver el mundo.
-Sí, amigo mío, sí, -le respondió su avaro amo-; sí, tú me has servido bien y se te pagará bien.
En seguida sacó tres ochavos de su bolsillo y se los dio uno a uno:
-Te doy un ochavo por cada año. Esto hace una fuerte suma; en ninguna parte te hubieran dado un
salario tan grande.
El pobre muchacho, que no entendía de monedas, tomó su capital y dijo:
-Ya tengo el bolsillo bien repleto; ¿qué cosa mala puede suceder