Cuentos de los Herm anos Grimm
EDITORIAL DIG ITAL - IMPRENTA NAC IONAL
costa rica
Al cabo de los tres días quiso volverse decididamente: le llenaron los bolsillos de oro y la condujeron
hasta la puerta de su subterráneo. Al llegar a casa de sus amos, quiso ponerse a trabajar porque
encontró la escoba en el mismo sitio en que la había dejado. Pero halló en la casa personas extrañas
que le preguntaron quién era y lo que quería. Entonces supo que no había permanecido tres días
como creía, sino siete años enteros en casa de los enanos y que durante este tiempo habían muerto
sus amos.
III
Un día los enanos le quitaron a una mujer su hijo que estaba en la cuna y pusieron en lugar suyo
un pequeño monstruo que tenía una cabeza muy grande y unos ojos muy feos, y que quería comer
y beber sin cesar. La pobre madre fue a pedir consejo a su vecina, la que le dijo que debía llevar
el monstruo a la cocina, ponerle junto al fogón, encender lumbre a su lado, hacer hervir agua en
dos cáscaras de huevo y que esto haría reír al monstruo, y si se reía una vez se vería obligado a
marcharse.
La mujer siguió el consejo de su vecina. En cuanto vio a la lumbre las cáscaras de huevo llenas de
agua, exclamó el monstruo.
Yo no he visto nunca
aunque soy muy viejo,
poner a hervir agua
en cáscaras de huevo.
Y partió dando risotadas.
Enseguida vinieron una multitud de enanos que trajeron al verdadero niño, le depositaron en la
chimenea y se llevaron su monstruo consigo.
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