CUENTOS HERMANOS GRIM cuentos_hermanos_grimm_edincr | Page 135

Cuentos de los Herm anos Grimm EDITORIAL DIG ITAL - IMPRENTA NAC IONAL costa rica -No tan pronto, -contestó el joven. -Yo te quiero matar, -dijo el hechicero. -Poco a poco, eso no se hace tan fácilmente, yo soy tan fuerte como tú y mucho más todavía. -Eso lo veremos, -dijo el anciano-; ven, probaremos. Entonces le condujo a un corredor muy oscuro, junto a una fragua, cogió un hacha y dio en un yunque, que metió de un golpe en la tierra. -Eso lo hago yo mucho mejor -dijo el joven. Y se dirigió a otro yunque; el anciano se puso a su lado para verle y su barba tocaba en la bigornia. Entonces cogió el joven el hacha, abrió el yunque de un golpe y clavó dentro la barba del anciano. -Ya eres mío, -le dijo-, ahora morirás tú. Entonces cogió una barra de hierro y comenzó a pegar con ella al anciano hasta que comenzó a quejarse y le ofreció, si le dejaba libre, darle grandes riquezas. El joven soltó el hacha y le dejó en libertad. El anciano le condujo de nuevo al castillo y le enseñó tres cofres llenos de oro, que había en una cueva. -Una parte es de los pobres, la otra del rey y la tercera tuya. Entonces dieron las doce y desapareció el espíritu, quedando el joven en la oscuridad. -Yo me las arreglaré -dijo. Empezó a andar a tientas, encontró el camino del cuarto y durmió allí junto a la lumbre. A la mañana siguie