Se fue al colegio y luego a casa, pero Gepetto había ido
a buscarle a la playa con tan mala suerte que, al
meterse en el agua, se lo había tragado una ballena.
¡Iré a salvarle! –exclamó Pinocho.
Se fue a la playa y esperó a que se lo tragara la
ballena. Dentro vio a Gepetto, que le abrazó muy
fuerte.
Tendremos que salir de aquí, así que
encenderemos un fuego para que la ballena abra
la boca.