Diez de la mañana en un hotel de la periferia .
Isabella Giordano desayunaba continental . A excepción de un camarero de talante aburrido y una pareja que charlaba animadamente , no había nadie más en el comedor . Megan se había marchado a eso de las ocho dejándola en la cama reflexionando , repasando imágenes , preguntándose cómo había sucedido . Se levantó envuelta en la sábana y se dirigió hacia el baño . Al contemplarse en el espejo comprobó que conservaba restos de maquillaje y que su hermosa cabellera castaña parecía hecha un barullo . Había sido pasional , algo que no esperaba , algo que siempre la aturdía : la pasión . Siempre creyó que entre féminas regiría la ternura , que los preámbulos se eternizarían , que las caricias serían la base y la cima . En todo caso , no había sido así con Megan : incluso había habido penetración . Megan se había ocupado de ello . En su bolso guardaba un viril instrumento , un perfecto accesorio para el disfrute que había descubierto en el momento adecuado . Lo recordaba perfectamente . No estaba borracha . Quizá hubiera debido estarlo . Tal vez hubiera tenido que aceptar aquellas copas que denegó y que Megan había insistido en que tomara . Pero quería estar alerta . Iba a ser aquella una nueva experiencia , su debut en terreno desconocido , una inauguración que , por otra parte , no sabía aquella mañana con qué nota puntuar . ¿ Esperaba algo distinto ? Seguramente . Le habría agradado , por ejemplo , sentir algo próximo al amor . Pero aquella noche , como en tantas otras transcurridas en su vida , el cariño había sido escaso . Dejó caer la sábana a sus pies . Todo parecía normal . Su cuerpo no mostraba síntomas extraños : ningún efecto secundario del que hubiera que alarmarse . Se tocó con ambas manos palpando sus pechos , acariciando su sexo . Ella la
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