Cuadernos Médicos Sociales 2019; Vol 59 N°1 | Page 93

RESEÑAS Confesiones Henry Marsh Salamandra, 2018. E n nuestro número del 2017 Jorge Pacheco comentó el gran libro Ante todo no harás daño de Henry Marsh. No estamos a salvo entonces de que se nos acuse de fanatismo al reseñar su reciente segundo libro. Para que los dedos se agucen apuntándonos, dire- mos que Marsh ha logrado producir una obra tan notable como la primera. Organizada de otra for- ma, orientada hacia nuevos problemas de la me- dicina y la condición humana, también debo decir que está escrita con una pluma que en mi gusto, supera algunas asperezas anteriores. Con un inicio prodigioso, a prueba de lectores. Marsh a punto de jubilar, produce nuevas va- riantes de su reflexión acerca de la medicina y la actividad de un cirujano trabajando con el cere- bro. En un ejercicio de honestidad médica y per- sonal, ahonda en las complejidades afectivas e in- telectuales de su vida, sus vacilaciones, su relación con las secuelas y la muerte, la suya y las de sus pacientes. Recupera la historia de su padre y su madre, una historia de amor en la preguerra, entre una alemana antinazi y un inglés, que a mediados de los 60 fueron parte de la creación de Amnistía Internacional. En este libro nos cuenta cómo ter- mina por liquidar su experiencia ucraniana y em- pieza a desarrollar una práctica ya senescente en Nepal. En medio de tanta actividad, nos narra los signos de su envejecimiento y sus angustias. Creo que hay en su libro cinco párrafos que pueden servir incluso para aquellos que no com- partiendo nuestro fanatismo, pasen por el libro sin leerlo. Pero confío ganarán para el bando de los fanáticos al menos a algún escéptico: “De modo que, en Occidente, se invierte una fortuna en asesores financiero que confían en que la mercadotecnia, los ordenadores y el lucro conseguirán de algún modo resolver el problema. Sólo se oye hablar de mayor eficacia, de reconfi- guraciones, recortes, externalizaciones y mejoras en la gestión. Es como un juego de las sillas en el cual, en Inglaterra al menos, la musica cambia continuamente pero no el número de sillas, y aún así cada vez somos mas los que corremos alrede- dor de ellas. Los políticos parecen incapaces de incapaces de admitir ante la opinión púbica que el sistema sanitario está quedandose si fondos. Me temo que el SNS inglés, un triunfo de la decencia y la justicia social, acabará destruido por esta falta de honestidad. Los ricos se harán con las sillas y los pobres tendrán que sentarse en el suelo.“p. 94-95 “Es cierto que la sanidad social, como la lla- man los norteamericanos, tiene muchos defectos. Tiende a ser lenta y burocrática, los pacientes pue- den acabar convirtiéndose en meros artículos en una cinta de montaje impersonal, el personal clí- nico tiene pocos incentivos para comportarse con profesionalidad y puede volverse displicente. Con frecuencia, además, no cuenta con los recursos necesarios. Pero esos defectos pueden superarse si se mantienen criterios morales y profesionales altos, si se encuentra el equilibrio correcto entre li- bertad clínica y regulación, y si los políticos, son lo bastante valientes como para subir los impuestos. Lo defectos de la sanidad pública son, sin embar- go, menores que la extravagancia, la desigualdad, el exceso de tratamiento y la falta de honradez que tan a menudo entraña la competitiva sanidad pri- vada.22 p. 162-163 “Muchos años después, cuando trabajé de auxiliar de enfermería en un psicogeriátrico, comprobé que la atmósfera en las alas quedaba en gran medida de- terminada pro el ejemplo que daban las enfermeras supervisoras, la mayoría de las cuales asumían su de- ber de atender a los pacientes como una obligación real y cotidiana, a pesar de lo difícil que puede ser a veces esa tarea. Hoy en día, sin embargo, la autoridad en los hospitales ha pasado gradualmente del perso- nal clínico a directivos ajenos al mundo hospitalario -cuyo principal cometido consiste en satisfacer a sus señores políticos en su empeño de recortar gastos-, así que no debería sorprendernos que la atención a los enfermos se resienta.” 91 Cuad Méd Soc (Chile) 2019, 59 (1): 83-92