de las comunicaciones.
Su defensa de la lista de chequeo en el trabajo
quirúrgico -pero habría que ejercitar su uso en do-
minios como en el manejo de camas críticas y las
salas de emergencia- va de la mano con la relevan-
cia del briefing: nombres, visión de lo que se va a
hacer, problemas esperables, en una charla bre-
ve. Pero además de conclusiones sociológicas de
gran calado: reconocimiento de que la autonomía
es una ilusión torpe. Pero también, adecuación
local, validación y claridad de las cifras, la mayor
consistencia posible de las mediciones y de su
conocimiento.
Atul Gawande es un sociólogo de la medici-
na vestido de cirujano oncológico especializado
en tumores endocrinos. Y como buen etnográfo
nativo, es también un epistemólogo de primer
orden.
Arsénico sobre Puchuncaví: metabolismo de la
minería y sufrimiento ambiental.
Nelson Arellano Escudero.
RIVAR Vol. 3, No 10. Enero 2017: 71-91.
E
han servido para sostener como inevitable un de-
sastre o domeñar la capacidad intelectiva de sus
opositores. Una de esas metáforas míticas puede
llamarse desarrollo (en modo ISI o neoliberal) o
institucionalidad ambiental.
Arellano concluye con un programa de investi-
gación no mínimo:
“Si bien la normativa ambiental vigente tiene
una mayor exigencia que la que le antecedió no se
puede soslayar que los pasivos ambientales de la
zona han quedado –y parece que seguirán estan-
do– en el limbo o, siguiendo la interpretación de
Agamben, en la zona gris: el lugar donde el Estado
y la industria actúa como un Sonderkommando
en la cámara de gases de Chile.
El campo de trabajo es todavía muy amplio: la
etnografía del Estado y su administración tanato-
política, el análisis de la escala del sufrimiento am-
biental, los patrones de desempeño del fenómeno
a través de la comparación de casos, la relaciones
entre política, ciencia y ciudadanía, la producción
de conocimiento, el mercado y el Estado son solo
algunas posibles áreas de interés que requieren es-
clarecimiento y transparencia.”
Un artículo profundo, bien escrito y lleno de
sentido, de malestares y signos duros, pero que
nos hace saber que la sociología por venir de la
técnica para un planeta en apuros ya está escri-
biéndose en la pluma de Arellano.
ste artículo disponible en http://revista-
rivar.cl/images/vol4-n10/04_Rivar10-
Arellano.Escudero.pdf, realiza una revi-
sión sobre las investigaciones realizadas desde las
ciencias sociales en torno a la cuestión ambiental del
Complejo Industrial Ventanas, además de la propia
vivencia del autor como trabajador y ciudadano.
Sus conclusiones son tajantes pero exactas:
“en los últimos 30 años se ha venido investigan-
do el caso de Puchuncaví desde las ciencias sociales,
las humanidades y perspectivas interdisciplinarias.
Sin embargo, salvo excepciones, es apreciable que
se presentan tres áreas deficientes en los estudios
sociales: la incapacidad para entender los aspectos
técnicos y de diseño de los procesos productivos, la
falta de rigor en la descripción y comprensión de la
institucionalidad ambiental y la organización inter-
na del Estado y, finalmente, una falta de articulación
entre las producciones académicas que tiende a de-
bilitar las posibilidades de generar contribuciones en
vez de reiterar o profundizar las descripciones.”
Pero el tono del artículo no busca desechar las
ciencias sociales como herramientas para este
problema local. Por el contrario, de su análisis
surge que se necesitan más ciencias sociales para
entender lo sucedido, no sólo desde una narra-
ción primaria y lineal de lo ocurrido, sino a partir
de una análisis reflexivo de lo que los actores han
realizado o no han realizado, de las metáforas que
Reseñas
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