que contribuye a la explicación de inequidades en-
tre los distintos grupos de población (Cabieses,
2014). Por su parte, la demanda de bienes y ser-
vicios en el ámbito de la salud, implican un gran
desafío para los países receptores, así como para
los inmigrantes por sí mismos, debido a la baja
disponibilidad de información y dificultad de ac-
ceso a los sistemas de salud a la cual se enfrentan,
lo cual suma riesgos sicológicos y biológicos a las
inequidades sociales y condiciones propias de la
movilización (2015).
El Continente Americano, presenta un flujo im-
portante de migraciones. Hacia el norte: Estados
Unidos y Canadá, y hacia el sur: Chile y Argentina.
Según la Organización Internacional para las
Migraciones, en Chile, “la fortaleza económica y
el deterioro de la situación en otros países lati-
noamericanos, ha hecho del país una alternativa
atractiva para los migrantes regionales” (OIM,
2013) . Según datos del último censo poblacional
del año 2017 en Chile, los inmigrantes represen-
tan un 4,35% de la población nacional, con una
concentración prevalente de población peruana,
colombiana y venezolana y adicionalmente con
un sostenido aumento de grupos humanos pro-
venientes de América central y el Caribe, princi-
palmente de Haití (INE, 2018).
Considerando un enfoque de género y deter-
minantes sociales, es relevante señalar que actual-
mente en Chile más de la mitad de la población
inmigrante corresponde a mujeres (INE, 2018).
Encontrándose en su mayoría en edad reproduc-
tiva y ejerciendo empleos principalmente de servi-
cios domésticos, tanto formales como informales,
que las hacen aún más vulnerables en cuanto a
su situación social y de salud, principalmente en
salud reproductiva (INDH, 2011; OEGS, 2013).
En respuesta a lo anterior, se han generado en
Chile acciones e iniciativas para facilitar la incor-
poración de beneficios de atención en salud re-
productiva para el colectivo inmigrante, todas
ellas tendientes a asegurar sus derechos en salud.
Entre estos derechos, se encuentra el acceso a la
atención de urgencia y a la protección de la ma-
ternidad en el caso propio de las mujeres (Minsal,
2013). No obstante lo anterior, en la literatura se
observan a lo menos dos problemáticas que afec-
tan la situación de salud en general, y obstétrica y
perinatal en particular, de las mujeres inmigrantes.
En primer lugar, la vulnerabilidad en relación a la
discriminación que afecta a las mujeres durante su
atención en salud y, por otra parte, la estigmatiza-
ción en relación a su situación de salud, en par-
ticular a sus resultados obstétricos y perinatales.
Ortiz J., et al.
Respecto a la problemática de discriminación a la
cual se pueden ver enfrentadas, se ha reportado
en Chile estigmatización social y cultural de la po-
blación inmigrante, caracterizada por una estereo-
tipación social negativa, principalmente en muje-
res latinoamericanas (Stefoni, 2002; Serra, 2017).
Dicha estereotipación, incluso se extrapola a otros
grupos de mayor vulnerabilidad como recién na-
cidos y niños hijos de inmigrantes (Pavez, 2012).
Según un informe de la Fundación “Instituto de
la mujer”, el cual da cuenta de la calidad de vida de
mujeres inmigrantes, demostró que la mayoría de
ellas viven en situaciones precarias, desconocen
sus derechos de salud sexual y salud reproductiva
y además ignoran el funcionamiento de las institu-
ciones públicas, lo cual las pone en una situación
de evidente vulnerabilidad, enfrentando notorias
desigualdades ligadas a su condición de inmigran-
te y al desconocimiento de las gestiones realizadas
por las propias instituciones públicas y de los pro-
fesionales que la conforman (Fundación Instituto
de la mujer, 2011). Adicionalmente, el temor a la
discriminación por sí misma, asociada a su situa-
ción migratoria, retarda las consultas y controles
relacionados con su salud reproductiva, expo-
niéndolas a un riesgo potencial respecto a ésta.
Por su parte, las barreras idiomáticas también se
han señalado como fuente de acceso inequitativo
a la atención en salud y fuente de mayor vulnera-
ción de derechos.
Respecto a la salud materna y perinatal de la
población inmigrante, el potencial aumento de
la natalidad en esta población ha siendo señalado
como uno de los posibles factores que podría ex-
plicar el aumento de la mortalidad perinatal en los
últimos años en Chile (Donoso, 2011). Sin embar-
go, es necesario preguntarse si efectivamente ¿la
condición de inmigrante aumenta el riesgo de te-
ner resultados obstétricos y perinatales adversos?
Respecto a la literatura internacional, el efecto
que tiene la condición de inmigrante en la salud en
general es controversial. Lo mismo ocurre en sa-
lud materna y perinatal; mientras en Europa se ha
reportado un mayor riesgo perinatal en las mujeres
inmigrantes comparadas con la población nativa
(Ravelli, 2011; Almeida, 2013), en Norteamérica,
diversos estudios realizados en gestantes y sus re-
cién nacidos, relevan el concepto de “inmigrante
saludable” al demostrarse menor riesgo materno
y perinatal en gestantes inmigrantes respecto a
las nativas (Elo, 2014; Miller, 2016). Por su par-
te en Chile, en un estudio realizado el año 2012
en el Hospital San Borja Arriarán, se demostró
que las gestantes inmigrantes tienen menor riesgo
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