Cuadernos Médicos Sociales 2019; Vol 59 N°1 | Page 43

ORIGINALES: Salud y Ambiente que se implementó en Chile. Para el abatimiento de las emisiones de dióxido de azufre, el plan es- tablecía que durante los primeros 5 años ENAMI mantuviera el nivel basal de emisiones de este contaminante. En sencillo; durante los primeros años de vigen- cia de este plan, ENAMI estuvo amparada por el plan para seguir contaminando. Lo esperable era que en los futuros planes se recogieran los apren- dizajes para hacer de éste un instrumento robusto que permitiera abordar de manera eficaz la conta- minación en zonas donde los niveles elevados de algunos contaminantes implicaban riesgos altísi- mos para la salud de la población. Al día de hoy podemos decir que los planes de descontamina- ción en rigor sólo se focalizan en el control de las emisiones, de tal forma de recuperar valores de las normas que no impliquen mayor riesgo para la salud de la población. Esto es en el rango que se extiende entre el 80 y 100% del valor de la nor- ma de calidad o superior, pero en modo alguno estos planes se relacionan con acciones dirigidas a descontaminar un área impactada por la con- taminación. Esto lo podemos ejemplificar con el impacto en el suelo, agua y ecosistemas de las emi- siones al aire de la fundición de cobre Ventanas y las termoeléctricas a carbón. La fundición des- carga por chimenea y fundamentalmente como emisiones fugitivas más del 70% de sus emisiones totales. Ambos establecimientos industriales des- cargan material particulado respirable y asociado a él metales pesados tales como arsénico, cadmio y mercurio (Romo-Kröger, 1994). Algunos de ellos se volatilizan a elevadas temperaturas y luego llegan al suelo, agua y ecosistemas como deposi- ción seca. Tanto el arsénico como el mercurio no se degradan y pueden permanecer inalterables du- rante un tiempo prolongado en el sistema donde han precipitado y contaminado. Por ejemplo, el tiempo de retención para el arsénico en el suelo es de 1.000 a 3.000 años (Matschullat, 2000). Evidentemente, un plan de descontaminación debiera hacerse cargo de estos impactos, lo con- trario significa sobre-simplificar un problema complejo. El reglamento para los planes de pre- vención y descontaminación solo considera las normas de calidad que se encuentran vigentes en el país. Eso es concordante con la definición de contaminación de la Ley 19.300. En el caso del arsénico solo existe norma de emisión por lo tan- to este contaminante no puede ser incluido en un plan de descontaminación. Para ilustrar un poco más el significado de una descontaminación me referiré a un instrumento utilizado por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos; el denominado Superfondo que consistía en un fon- do muy abultado de recursos que se utilizarían para descontaminar sitios industriales. A poco andar las autoridades ambientales pudieron cons- tatar que se necesitarían varios “Superfondos” para lograr cumplir con la meta de descontami- nar un gran número de sitios contaminados que inicialmente se habían identificado. Esto generó un profundo debate en el sector académico. La Academia Nacional de Ciencias publicó un libro que da cuenta de un elemento central en este de- bate, cual es el de la biodisponibilidad de contami- nantes en el ambiente (NRC, 2003). El plan de descontaminación de Ventanas se aprobó un año después de la entrada en vigen- cia del D.S.185. En cambio, los planes con la Ley 19.300 cuentan con un procedimiento de apro- bación que se extiende en promedio cinco años. Es decir, una vez registrados un cierto número de excedencias en los valores de calidad de alguna norma de calidad ambiental, se decreta establecer monitoreo de calidad del aire por 3 años para que la data cumpla con el requisito para declarar zona saturada. Luego viene la elaboración del plan de descontaminación propiamente tal, que en pro- medio, considerando la mayoría de las ciudades del sur de Chile que han sido declaradas zonas saturadas, se extiende por un periodo de dos años. Sin embargo en el caso de Coyhaique el plan fue aprobado luego de 3 años y siete meses. En resu- men, los plazos que se fija la autoridad para im- plementar un plan de descontaminación a todas luces, exceden lo razonable que el organismo hu- mano deba soportar por exposición a niveles pe- ligrosos de contaminantes en el ambiente. En sín- tesis, los planes de descontaminación en Chile son esencialmente reactivos, es decir se implementan luego de años de haberse verificado una situación de alto riesgo para la salud de la población. ARSÉNICO EN LA LITERATURA ESPECIALIZADA Y LA NORMATIVA AMBIENTAL CHILENA Desde hace bastantes años el arsénico ha sido motivo de estudios rigurosos en el mundo aca- démico y otros encargados por la Organización Mundial de la Salud para establecer recomen- daciones normativas. Por su parte la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) ha desarrollado estudios muy concluyen- tes sobre este contaminante (IARC, 2012) clasifi- cándolo en el grupo 1 de sustancias cancerígenas 41 Cuad Méd Soc (Chile) 2019, 59 (1): 39-46