Cuadernos Médicos Sociales 2018; Vol 58 N°2 | Page 91

PUNTOS DE VISTA al proceso de inclusión y reconocimiento social de los migrantes. Al revisar las estadísticas publicadas por el Departamento de Extranjería y Migración (DEM), se encuentra que el 80% de las perso- nas que solicitaron visa por primera vez en Chile durante 2015 y 2016 fueron peruanos, con un 21,2 %, seguidos de colombianos, con un 17,7 %, y haitianos, con un 16 %. Después, apare- cen venezolanos, con un 14,7 %, y bolivianos, con un 13,3 %. A partir del 2010 y hasta el 2016 adquieren relevancia los provenientes de países como Venezuela y Haití dejando atrás a Perú y Bolivia. De estos, el 30,6 % de los solicitantes de visa por primera vez son mujeres, porcentaje que aumenta al revisar la solicitud de visa definitiva, en el que alcanzan el 53,3 %. Se evidencia tam- bién que el porcentaje por sexo depende del país de origen. Por ejemplo, la migración haitiana es principalmente masculina con un 68,3 % de la población y un restante 31,7 % femenina. Aunque el Estado chileno ha formulado nor- mativas y adoptado medidas con el objetivo de proteger los derechos fundamentales de los mi- grantes, es claro que una gran parte de estos vive en situación de pobreza y algunos, en extrema pobreza. La reciente migración haitiana ha pues- to en evidencia que los migrantes internaciona- les tienden a tener condiciones de vida inadecua- das, en algunos casos precarias. Las incipientes dificultades para ser reconocido como un ciu- dadano se ven representadas en la imposibilidad de acceder a un trabajo formal, una vivienda digna, atención en salud, escolarización. Todo lo anterior magnifica la problemática y ubica al migrante en un contexto social que lo agrede constantemente. La evaluación de las condiciones sociodemo- gráficas de los inmigrantes en Chile realizada por Cabieses et al arroja que en promedio es menor la población vulnerable inmigrante comparada con la población general, sin embargo, las co- munas de Arica, Iquique, Antofagasta, Calama, Santiago Centro, Recoleta, Independencia, Maipú y Las Condes que concentran una mayor cantidad de inmigrantes y que, además, tienen una mayor proporción de población inmigrante vulnerable. Esto se podría explicar, como lo re- fiere también esta revisión estadística, con base en la teoría de la causalidad acumulativa que se refiere a que el migrante crea redes sociales antes de emprender su camino con personas que ya se encuentran en el país escogido, razón por la cual tienden a ubicarse en el mismo territorio lo que facilita en gran medida su incorporación a las di- námicas sociales, pero también genera situacio- nes que los hacen vulnerables. Lo anterior se ha evidenciado recientemente con las muestras de hacinamiento, arriendo de viviendas con cons- trucciones improvisadas que terminan por crear un entorno desfavorable en términos de salud y convivencia. Cabe destacar que dentro de esta población en riesgo las mujeres y los niños son los que suelen necesitar mayor atención por par- te del equipo de salud. EL PROCESO MIGRATORIO FEMENINO Basados en lo anterior, aunque los migrantes internacionales comparten muchas variables, no todos se ven enfrentados a las mismas barreras. La evidente feminización de los flujos migrato- rios ha hecho evidente que el género determina la oportunidad para acceder a los servicios de seguridad social y, además, al intersectarlo con la procedencia, la etnia y la clase social, define las posibilidades reales de mejorar su calidad de vida. Así, las mujeres se encuentran también en el país de recepción en condiciones de desigualdad. En una sociedad como la latinoamericana, que promueve una estructura familiar heteronorma- tiva en la que el hombre es considerado el jefe de hogar, y que por tanto provee económicamen- te, y la mujer la encargada de cuidar la casa y los hijos, se ha perpetuado la sexualización de las labores. Es claro, además que este concepto de familia tradicional no es la regla. No es infre- cuente encontrar familias sin padre presente o con abuelos que asumen la crianza de los meno- res. Es el apego a los roles que se han establecido como masculinos y femeninos, la razón por la cual la mujer latinoamericana ha tenido que ga- nar poco a poco espacios que hasta hace algunas décadas pertenecían únicamente a los hombres, entre ellos, su entrada al mercado económico y el aumento de su participación social. El pri- mero, principalmente a través de la salarización de las labores domésticas y otros oficios como tejer, coser, cocinar que le permitieron conver- tirse también en proveedora lo que no significó recibir apoyo en lo respectivo a su propio hogar, por lo que su jornada de trabajo es más extensa y sólo recibe remuneración y reconocimiento por aquellas que se dan fuera de casa. Entonces, queda claro que la mujer cumple un rol esencial en todo lo relacionado con la crianza y los cuidados de los integrantes de la familia. 89 Cuad Méd Soc (Chile) 2018, 58 (2): 87-91