CUADERNOS DE BDSM - nº 22
En Marsella, Lisa conoce a Gaby, una chica más fuerte que ella, que se convierte en su
pareja y su dominante: “desde entonces fuimos amigas inseparables… con todas sus
consecuencias. Ella hacía de hombre y yo la obedecía ciegamente. En la intimidad, me
daba unas palizas delirantes que aumentaban, claro está, mi amor hacia ella. Su victoria
sobre mi fue rotunda, completa” (p. 152).
Mel: ilustración de Memorias de una masoquista.
Lisa pelea con Gaby.
Gaby le dice a Lisa “¿sabes tú que eso de que te gusten los golpes puede ser nuestra
fortuna? No hay como París para todas las extravagancias. Vámonos allá. Allí
encontrarás norteamericanos, tus compatriotas, gentes de una moralidad y un
puritanismo que asustan, pero que hacen compatible con el placer de flagelar a las
mujeres. También tendrás ingleses en cantidad, del mismo calibre que tus yanquis,
tallados por el mismo patrón. Te aseguro que no te faltará trabajo” (p. 153).
Así que la historia concluye en París, donde Lisa triunfa plenamente: “es la ciudad
soñada para toda mujer que quiere ser algo en la galantería. No hay más que presentarse
bien y desdeñar de vez en cuando a algún que otro tío ordinario con dinero. Porque lo
esencial es que no la vean a una más que con gente chic” (p. 156).
WhipMaster
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Pag. 99
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