CUADERNOS DE BDSM - nº 22
Mel: ilustración de Memorias de una masoquista. Lisa y Miss Berthie.
Durante dos años Míster Pen y Lisa recorren
Europa y disfrutan cuanto pueden hasta que el
Amo se arruina en el casino de Montecarlo.
Entonces se separan -“que el destino te sea
propicio, hija mía” (p. 139)- y la protagonista
inicia una carrera como prostituta de lujo que la
lleva a Mozambique y a Ciudad del Cabo para
recalar finalmente en un burdel de Marsella donde
cosecha un gran éxito con sus dotes: “cuando hago
el amor… no me canso de suplicar a mi amante –
sea hombre o mujer- que me llame los apelativos
más denigrantes. Es decir, que no gozo
suficientemente si no me oigo llamar golfa,
ramera, viciosa, hija de mala madre y otras
lindezas por el estilo” (p. 134). Y esto porqué “he
comprobado que a los hombres, en general, les
jeringan… las mujeres que permanecen
silenciosas en el trance de la cópula. En cambio,
les vuelven locos las que no dan paz a la lengua …
y claman a gritos ser penetradas más
profundamente y se deshacen en elogios en honor
del penetrante y suplican que las muerdan, las
maten, las descuarticen y echen los trocitos al río
que pase por la localidad” (p. 133).
Mel: ilustración de Memorias de una
masoquista. Lisa con la dueña del
burdel de Marsella.
Pag. 98
CuadernosBDSM es un proyecto sin ánimo de lucro y su distribución es libre y gratuita, sólo para PÙBLICO ADULTO.
Los artículos pertenecen a sus autores. Está prohibido modificar los textos, así como comerciar con este material.