CUADERNOS DE BDSM - nº 22
Cecilia se le acercó despacio. Los tacones de las botas la hacían tan alta como él. Se
paró muy cerca de él, sin tocarlo. Sin dejar de mirarle a los ojos, le quitó el cigarrillo de entre
los dedos y lo aplastó en el cenicero. Marcos la dejó hacer, fascinado. Cecilia lo agarró