CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 75

y los intestinos de afuera. Le quitaron los zapatos que no encontramos. Le robaron la cartera con cerca de 40 zloty, el reloj de cuerda y los documentos personales, cosas que aún poseía cuando salió de casa. En el cadáver de Heinz Schafer, el vientre estaba también rasgado y los intestinos colgaban hacia fuera. Su aspecto era el mismo de mi hijo, pero le faltaban las partes genitales, que le habían decepcionado, pues vi claramente las fibras musculares y los pequeños canales del lugar. Lo comprobó también el labrador Heinrich Wising de Tannhofen que se encontraba presente, con quien intercambié ideas sobre el asunto. En ambos cadáveres, y en el de mi hijo y de Heinz Schafer, no encontrábamos heridas producidas por proyectiles. En los cadáveres de los otros dos, la ropa estaba en orden. Zittlau tenía un tiro en el pecho. En el de Willi Schaefer no pudimos descubrir ninguna lesión. No hemos desnudado los cadáveres. En el de Zittlau sólo abrimos la parte delantera. Fuente: Sd. Bromberg 151/39. 29. Destrozada la mitad de la cabeza. Homicidio de Alf. - "Maten a todos - menos a los niños". Conforme a las averiguaciones expuestas en la sentencia, el testigo Blendowski depuso bajo juramento: El 5 de septiembre de 1939, el propietario Alf invitó a Blendowski, residente en Klein-Neudorf, para venir con su familia a Gross-Neudori, con el fin de albergarse contra las hordas polacas. La familia Alf, estado a punto de almorzar, invitara a Blendowski para el almuerzo. Aún durante el almuerzo, la hija de Alf gritó: - "Ya están ahí. Vinieron soldados polacos, en una carreta, entrando en el patio. Guiaba la carreta el trabajador Bernhard Zielinski que, según él mismo declaró, había encontrado a los soldados polacos, pasando por la aldea Gross-Neudorf. Estos le habían preguntado dónde vivían alemanes y donde podrán conseguir avena, diciendo, en esa ocasión que todos los alemanes serían fusilados. Zielinski subía a la carreta y traía a los soldados hasta la propiedad de Alf. En el momento en que los soldados mandaron a Blandowski, el propietario Hermann Alf, con cerca de 57 años, Erich Bezel de Tannhofen, con unos 45 años,