CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 32

¿Nadie oyó la voz de la conciencia cuando los alemanes eran reunidos, los centenares, en las calles, y cuando, a los miles eran tocados, en los grupos de deportados, hacia el interior? Los jóvenes y las mujeres embarazadas, inválidos de guerra, lisiados, ancianos, el profesor catedrático Bonin de Lissa, con 83 años de edad, el jardinero Bohrmann de Schoensee, con 82 años, la solterona Schnee, con 76 años, el superintendente evangélico Assmann de Bromberg, con 70 años, alemanes que gozaban de gran renombre, más allá del grupo étnico al que pertenecían - atados dos a dos, otros esposados, muchos de pies descalzos, algunos vestidos, apenas, de pantalón y camisa, otros de zapatillas, que, como se habían levantado de la cama, fueron sacados de Bromberg y Posen, de Lissa y graetz, de Schronda y Schrimm, de Obonik y Wollstein, de sus hogares, bajo las blasfemias, bajo los golpes y los golpes guardias para el interior de Polonia. Los unía el espíritu de perenne solidaridad, cargaban y se arrimaban, uno al otro, agitaban, de dientes cerrados, las injurias, el hambre y la sed, con los pies heridos por la marcha y purulentos, muchos ardiendo en fiebre, otros enloquecidos a consecuencia de los inauditos sufrimientos, marchas forzadas de 30, 40, 50 kilómetros, diariamente, casi sin interrupción, hacia el este, siempre hacia el este: hacia el mal afamado campo de concentración Bereza-Kartuska, "donde los presos encontrarían su fin " 40 . Militares que iban pasado en su huida desordenada, arraigados por la derrota, daban bayonetadas en esos deportados que ya se hallaban en un estado de extremo agotamiento físico y psicológico; oficiales polacos mataban a los hombres a tiros, maltrataban a las mujeres ya los enfermos con látigos y baratijas) 41 ; menores de tres a cinco años eran atados a los padres y corridos junto con ellos; las espías que se entrometieron en estas ligeras, penitenciarios y otros individuos de mala fama buscaban aún sacar provecho de lo que sobraba aquellos seres, apáticos debido al sufrimiento superhumano. Gritaba a alguien: "¡Todos libres! ¡Salvaos!", Y cuando los deportados buscaban huir, los soldados y policías nos mataban a tiros. Había severa orden de fusilar a todo aquel que no pudiera continuar la marcha 42 ; en otra parte un oficial mandó que se matara a culatazos a aquel que se quedara atrás 43 . Estas órdenes se cumplieron tan radicalmente que cientos y cientos de víctimas de esas brutalidades polacas se encontraron en las carreteras y las cuevas. Se alimentaban aquellos alemanes de 40 Expresión de los guardias polacos que acompañaban la leva de deportados a Lowitsch, testimoniada por el criado polaco Wawrezin Dmagala (WR II). 41 42 43 Testimonio de un sargento polaco pariente el agricultor Hermann Netz, Crone (a / B. WR II). Informe sobre el grupo de deportados de Schrim (Sd. Is. Posen 243/39).