CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 28
la raíz" 27 , y las órdenes de fusilamiento contra alemanes, pero también el
tratamiento de los deportados con látigos, la matanza de alemanes por disparos
de pistola, dados por tenientes polacos, que prueban la participación de los
oficiales polacos en las masacres. Los oficiales polacos declararon que el
fusilamiento de hombres alemanes era una orden.
Los asesinatos y las cargas civiles pertenecían a todas las capas del pueblo polaco;
en particular, miembros de la Unión del Oeste, de la Unión de los Reservistas, y
de la Unión de los Revoltosos, oficialmente protegida por el voivoda Grazynshi
de Kattowitz, eran obreros, jornaleros, sirvientes municipales, sirvientes de
oficinas, cerrajeros, mecánicos, electricistas, motoristas, barberos, guardas
forestales, dentistas, guardaespaldas, conductores, tejedores, carniceros,
marchantes, raras veces campesinos; pero con frecuencia excesiva, eran
ferroviarios 28 . Donde las fuerzas armadas de civiles abatían y mataban a los
alemanes en plena calle, los soldados y policías polacos presentes no les
molesto 29 .
Las búsquedas en las casas, en los jardines, en los patios y bodegas eran hechos
por los bandidos asesinos; por la propia iniciativa, o en compañía de soldados
polacos, siendo que, en esas ocasiones, tanto los civiles como los soldados
participaban en la destrucción de muebles y objetos caseros, del robo de dinero,
joyas y ropa, de títulos, relojes, bolígrafos, etc. recibiendo las maldiciones de la
población irritada, los puñetes, las bofetadas, las patadas, las cuchillas y las
latigazos, las pedradas y las botellas, etc., sin la mínima protección, los alemanes
eran confiados a la policía, o, más a menudo, a soldados polacos de fuera, siendo,
entonces, maltratados y muertos, por éstos no menos que por los policías y
gendarmes. En la Alta Silesia fueron sobre todo los rebeldes y los miembros de la
Unión del Oeste que tomaron parte en los ataques a los alemanes; ya había
mucho que los amenazaban "de ser, un día, acostados por tierra", y, ya a
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El testigo Heinz Friedrich, panadero en Wonorz (Ostburg) depuso el juramento que el capitán Czaynert del
59 ° regimiento de infantería de reserva, declaró, el 28 de agosto de 1939, en el patio del cuartel de Hohensalza,
que los polacos entrarían en Berlín, dentro de tres días, continuando de la siguiente manera: "Muchachos, tan
pronto como entremos en Berlín, mataremos a golpes todos los cerdos alemanes, dejando con vida solamente
cuantos tengan lugar debajo de un horno, y con ellos entonces tomaremos un almuerzo en común ". Finalizado,
de ese: "Por lo tanto, muchachos, cuando encuentren alemanes en el camino, ya sabéis lo que tenéis que
hacer".
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El hecho de que, en esta relación que podríamos completar por otras profesiones, faltar las de la carrera
académica, tal vez se explique por la fuga de la mayoría de los intelectuales, ya antes del inicio de las
hostilidades.
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Fueron testigos unos pocos en los que, excepcionalmente, soldados polacos intervinieron con los civiles
sanguinarios polacos (Sd. K. Ls. Bromberg 88/39), o que un oficial polaco libró a una mujer alemana de manos
de asesinos (Sd. K Ls. Bromberg 91/39).