CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 24

entonces ese cartucho como comprobante 17 , o que sacaban a un alemán un librito de notas para hacer en él, apuntes agravantes que después sirvieron como cuerpo de delito. En el caso de un soldado de infantería polaco asevera haber encontrado en una casa una granada de mano, en el que intervenía otro soldado polaco declarando, francamente, haber visto como tercer soldado la había colocado en aquel lugar, hecho que salvó la vida al incriminado 18 . En las ciudades se notaba uniformidad en el inicio de los ataques a los alemanes: del medio de la población excitada partió un tiro 19 , e inmediatamente, irrumpieron de todas partes los gritos: "¡Fueron los alemanes que disparan! ¡Vayan a aprenderlos! Mantenlos los szwabi (propiamente: alemanes de Suabia), los cerdos, ¡los espías! De esa manera y sin el mínimo motivo, acusaban a los alemanes, conforme a los deseos de los bandidos y los planes, de antemano, organizados, con el fin de eliminar a todos los alemanes 20 . En seguida se movía toda aquella multitud, gritando e insultando, para precipitarse, sobre los civiles alemanes de ambos sexos. Muchas veces iban frente a mujeres fanatizadas que indicaban a los soldados, venidos de otra parte, las residencias de los alemanes que eran, entonces muertos a bayonetadas o a tiros, siendo asesinados, de preferencia, los alemanes de sexo masculino, de todas las edades, e incluso los menores hasta los niños de dos años y medio. Si eran masacrados, en primer plano los hombres en edad militar y, sobre todo, muchos jóvenes entre 16 y 25 años, no y menos que las mujeres y las muchachas alemanas, tan poco escapaban a la violencia de aquellos brutos, de lo que dan prueba a los anuncios que, aún semanas después de esos acontecimientos, comunicaban los asesinatos en el "Deutsche Rundschau" de Bromberg y en el "Posener Tageblatt", y por los que se obtiene una visión general de cómo los asesinos polacos mataron, mutilaron horriblemente, robaron y despojaron a los 17 Testimonio de los testigos Herbert Schlicht y Anna Jaeger, de Jaegerdorf (WR I) Testimonio de los testigos Freidrich Weiss, carnicero en Wonorce, y Willi Bombicki en Graetz (WR II). 19 En muchos casos, ni se había arrojado, incumbiendo a un polaco de propagar, al contrario de la verdad, que habían disparado de una u otra casa alemana. 20 Esta contraseña había sido dada por la radio, la prensa y las organizaciones chauvinistas, y hasta el púlpito, aún en el día de la masacre en Bromberg (Testimonio del reo de muerte Wladyslaw Dejewski). (Sd. K. Le. Bromberg 16/39). Este testimonio de Dejewski demuestra la actividad perniciosa de los intelectuales y de los eclesiásticos polacos, poniendo de relieve, además de otros problemas, el del abuso del púlpito en la lucha de exterminio político contra el elemento alemán (Véase el documento N° 23). "Los sacerdotes nos aconsejaron calma y prudencia, no se habría realizado esa masacre", declaró Dejewski, llamando la atención sobre la alocución, pronunciada por el conogo Sch, en Bromberg, que aún poco antes de la ocupación de la ciudad por las tropas alemanas, exhortar a la población "a defenderse, hasta la última gota de sangre, contra los alemanes, y a aniquilar todo lo que fuese alemán". En sus declaraciones ante el tribunal, especial de Posen, el polaco Henryk Pawlowski dijo: "Los sacerdotes instigaban a los hombres" (Causa: asesinato de Greger - John Sd. K. ls. 38/39 Véase el documento N° 50). 18