CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 196
Muertos estos cuatro populares alemanes, el oficial hizo una advertencia a los
soldados, diciendo, más o menos, que se satisfacían con los cuatro asesinados,
que (los polacos) no eran bolchevistas, sino soldados del ejército polaco y que
saludaban al supremo jefe del ejército, el mariscal Rydz-Smigly. También dio tres
"vivas" al mariscal que los soldados acompañaron con altos gritos, entonando,
después, el himno nacional polaco.
Los cuatro cadáveres fueron, por orden del oficial, arrojados en una cueva ya
abierta y enterrados por los compañeros que asistieron a la escena. A
continuación, en esa ocasión, cada uno de nosotros recibió un fuertegarrotazo,
dada por el primer teniente polaco. Llegamos a Gnesen, fuimos entregados a la
policía polaca. Después de pasar dos días en una escuela, seguimos a pie, bajo
escolta policial, hacia Varsovia. Nuestro destino era un pueblo situado entre
Varsovia y Brest-Litowsk. Nuestra marcha diaria era de 40 a 50 km y en 10 días
recorrimos unos 400 km sin recibir alimentos de parte de los polacos. Comemos
lo que conseguimos arrancar. Descansamos, algunas veces, en graneros; otras, al
aire libre, incluso en días de lluvia.
Nuestra alimentación consistía, sobre todo, de nabos. Nuestra escolta se
componía de dos policías activos y seis reservistas polacos que servían como
auxiliares. Finalmente, a los 16 y 17 de septiembre de 1939, llegamos a Ilow que
se encuentra al noreste de la carretera de Kutno - Varsovia. Durante toda la
marcha estuvimos expuestos a los insultos y los malos tratos de la población.
El día 17-9-1939, la escolta nos abandonó, después de haber pasado un día
entero en un granero, mientras la ciudad sufrió graves ataques de aviones que
lanzaron bombas y dispararon con ametralladoras. Desde las 22 horas del día 17-
9-1939, nos quedamos sin escolta. El día 18-9 partimos, después de haber
logrado que los compañeros pasen la noche todavía en el granero. Concluye, que
el fuego de artillería dirigido contra Ilow, que se inició la noche anterior, que las
tropas alemanas no podían estar lejos. Mi cálculo no me había engañado, porque
cuando el día 18-9 caminamos unos 20 minutos hacia el oeste, topamos con los
primeros soldados alemanes, terminando así nuestro sufrimiento.
Cito, además, como testigos:
El propietario Jesske, de Paczkowo, cerca de Kostschin.
El hijo del mismo y su yerno, que fueron entregados, en estado deplorable, en la
propiedad de Iwno cuando ya estábamos allí.