CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 148

En cuanto a la persona: Me llamo Gotthold Stark, tengo 43 años de edad, soy de confesión evangélica, redactor jefe de la "Deutsche Rundschau" en, Bromberg, casado; tengo cuatro hijos. Las siete y media de la noche del 1 de septiembre de 1939, fui arrestado por un policía polaco. El me dio la orden de prisión al entrar en mi residencia, dando luego una búsqueda que corrió sin resultado. Entonces me entregó una orden de arresto en papel encartado, en la que había que confirmar haber dado una búsqueda en mi residencia sin resultado positivo. Me llevaron a continuación en un automóvil, al antiguo Orfanato de los ex soldados del Reich en Bromberg, donde encontré a muchos populares alemanes y alemanes del Reich que, igualmente, habían sido arrestados en el correr del 1° de septiembre. Según informaron más tarde, fue irradiada, por la emisora polaca, una orden general para todo el país. Las listas de los candidatos deben haber sido organizadas ya a fines de abril y a principios de mayo; pues, las personas que se habían mudado a Bromberg posteriormente y que debían haber sido considerados tan sospechosos o más sospechosos que yo, no fueron arrestados. Al contrario, investigaran sobre el paradero de personas que habían dejado Bromberg durante los últimos meses. Había, desde el punto de vista jurídico, tres categorías de presos que, sin embargo, tuvieron el mismo trato: primero, los que recibieron una cédula roja, a la que yo pertenecía; en segundo lugar, los internados que tenían una papeleta de color rosa, a la que pertenecían, sobre todo, a los alemanes del Reich, pero también a algunos populares alemanes, mientras que algunos alemanes del Reich habían recibido papeles rojos; tercero, los evacuados que tenían papeles amarillos. En esas papeletas amarillas estaba impresa el orden que los portadores -se trata principalmente de populares alemanes- debían encaminarse, por su cuenta, a un lugar de Polonia oriental, donde vivieron bajo vigilancia de la policía. La categoría de las papeletas amarillas era relativamente pequeña; se trataba de un cierto privilegio para con los detenidos el cual, en un caso que llegó a mi conocimiento, sería debido a una especie de atestado de buena conducta, como en el del propietario al que me refiero, pasando por los soldados polacos que él había alojado en su casa.