CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA crimenes_polacos | Page 72
Al principio de ese tiroteo desordenado, apareció, a gran altura por encima del
lado, un avión alemán que obligó a los tiradores a busca r refugio. Seis alemanes, a ún
no o poco heridos, pudieron aprovechar esa oportunidad para huir hacia el lago oa l o
largo del mismo. El testigo Reinhard que se libró de la algema ya un tanto suelta,
logró refugiarse nadando y caminando en el agua hasta un j uncal a la orilla del l a go,
mientras que el testigo Gruhl puede esconderse bajo una casa de baños, cuyo suelo
se quedaba a 20 a 50 cm.
De un bote; otro hizo el mismo intento a nado. En ese tiempo, el incidente sólo
pudo haber llevado pocos momentos, el avión alemán se había alejado de suerte que
los soldados polacos pudieron continuar el tiroteo, matando, en primer lugar, a estos
últimos tres fugitivos que aún se hallaban a poca distancia de la margen. Otro
alemán, herido, al parecer, se escondió en un bote viejo que estaba en un galpón
cerca del lugar, sucumbiendo allí a sus heridas. Después -y en eso reside la
monstruosidad del procedimiento de los militares polacos en Jesuitersee- arrastraron
los más o menos gravemente heridos por un trapiche afuera que penetra unos 60
metros en el lago, arrojándolos de allí en el agua, donde continuaron siendo
apuntados por los tiradores colocados en el trapiche, esto también comproba do por
las autopsias.
Estos hechos quedaron comprobados no sólo por los testimonios de los dos
testigos salvados, de los cuales, sobre todo el testigo Gruhl puede observar todo muy
bien de su escondite, pero también los vestigios de sangre encontrados en los
pranchones en el trapiche y los objetos encontrados allí, en el agua y en el margen
del lago, en combinación con las averiguaciones hechas por los médicos forenses. -
Llevó muy lejos y equivaldría a una pura relación, relatar todas las heridas
constatadas en las 39 (2) víctimas por los médicos forenses, y sacar sus conclusiones.
Para caracterizar con cuánta humanidad los militares polacos diseñaron ma ta r a
sus víctimas, basta comunicar que una víctima recibió, además de un tiro que apena s
rozó la piel, 33 baionetadas en la región de la nuca, de las cuales sólo una mor ta l ; l a
otra víctima recibió un tiro intencionalmente dirigido en el ano siendo de notar que
lesión de salida en la parte superior del vientre prueba que la misma no se hallaba en
posición de decúbito, aunque la cabeza se hallaba cerca del suelo; varias víctimas
recibieron 15 tiros que sólo golpearon el cuerpo o le rozaron la piel, sin que ni nguno
de ellos era absolutamente mortal. Cuando a estas últimas víctimas, se presume - y el
examen de partículas de pulmón tomadas de los cadáveres traerá resultados más
positivos - que hayan parecido ahogados.
Ante los hechos de tal gravedad, parece superfluo mencionar el hecho de que casi
todas las víctimas presentaban heridas, en parte muy graves, producidas por gol pes ,
puñaladas y cortes - a dos alemanes, habían agujereado los ojos, como quedó
constatado con absoluta certeza.
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(2) Fueron desenterrados y autopsiados 38 cadáveres, de los cuales 28 fueron reconocidos.