CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA crimenes_polacos | Page 26

En cuanto a los atentados contra el pudor de mujeres y muchachas , nada se puede decir al final . Se practicaron tales crímenes que se explican en las circunstancias en que se efectuaron, por el único hecho de "tratarse de mujeres alemanas". Pero, gran número de mujeres silenciaron su deshonra por pudicias, otras, por el mismo motivo, se enfocaron en ello (35). El sufrimiento de los campesinos alemanes quizás fuera más grave que de los alemanes residentes en las ciudades, porque en sus propiedades se hallaban completamente abandonados, sin poder prestar auxilio el uno al otro. Se diezmaron de manera tal que de muchas aldeas no quedaba sino un solo sobreviviente para testimoniar las atrocidades cometidas. Yacían en la proximidad de la casa de los tiradores de Hohensalza 20 cadáveres, en un pasto, - "todos ellos hombres grandes y robustos" (36) - "uno al lado del otro, muertos por varios tiros, casi todos hombres grandes, algunos todavía calientes; el fusilamiento había sido ejecutado por un teniente y diez plazas del ejército polaco "(37). Se encontraron 29 campesinos bestialmente mutilados, en las aldeas Slonsk (o sea toda la p oblación del sexo masculino que se puede sostener, en aquel lugar habitado, desde hace 300 años, casi exclusivamente por colonos alemanes, entre ellos familias enteras), sistemáticamente fusilados y brutalmente mutilados por soldados del 63 ° regimiento de infantería de Thorn (38). De las propiedades de los campesinos de Langenau y Otteraue quedaron, sólo, las ruinas provenientes de los incendios provocados por soldados polacos; los propietarios fueron, casi todos, muertos. Otro aspecto desolado ofrece la zona de Posen, donde intendentes municipales y trabajadores de campo, en colaboración con militares, incendiaron galpones, pidieron el ganado, extorsionaron y robaron dinero (39), y donde, en las parroquias más grandes, los alemanes se reunieron en grupos para ser deportados hacia el interior de Polonia. Ahi se asociaba la disposición, ya existente, de la lucha racial contra los grandes propietarios alemanes, con los odios provocados por la propaganda anti -alemana, resultado, a s í, la directriz política de la atmósfera germanófoba. ¿Nadie oyó la voz de la conciencia cuando los alemanes eran reunidos, los centenares, en las calles, y cuando, a los miles eran tocados, en los grupos de deportados, hacia el interior? Los jóvenes y las mujeres embarazadas, inválidos de guerra, lisiados, ancianos, el profesor catedrático Bonin de Lissa, con 83 años de edad, el jardinero Bohrmann de Schoensee, con 82 años, la solterona Schnee, con 76 años, el superintendente evangélico Assmann de Bromberg , con 70 años, aleman es que gozaban de gran renombre, más allá del grupo étnico al que pertenecían - atados dos a dos, otros esposados, muchos de pies descalzos, algunos vestidos, apenas, de pantalon y camisa, otros de zapatillas, que, como se habían levantado de la cama, fueron sacados de Bromberg y Posen, de Lissa y graetz, de Schronda y Schrimm, de Obonik y Wollstein, de sus hogares, bajo las blasfemias, bajo los golpes y l os gol pes guardias para el interior de Polonia.