CRÍMENES POLACOS CONTRA ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA-EDICIÓN MEJORADA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS-2020 | Page 142

94. Oficial polaco - tirador-asesino, matando a alemanes deportados. El testigo Kurt Seehagel, barbero en Rogasen, actualmente en Bukowice (revista del ejército polaco, donde sirvió en la infantería de 16 -4-1931 a 16-3-1933), depuso bajo juramento: Fui preso el 1 de septiembre de 1939, con unos 20 a 25 habitantes de Rogasen y tomé parte con un grupo de unos 700 populares alemanes, de la marcha de los internados, a Kutno y Lowitsch, a Varsovia. Durante una parada en un parque de una ciudad situada entre Kutno y Lowitsch, los hombres de nuestra escolta, que eran reservistas polacos haciendo servicios de gendarmes, y soldados polacos que se encontraban en las cercanías dispararon ciegamente sobre nuestro grupo. Hubo heridos y muertos. Antes de entrar en el parque, un oficial polaco que estaba a la entrada, preguntó a los hombres de nuestra escolta, lo que había a nuestro respec to. Cuando estos respondieron que nos habíamos llamado Hitler a Polonia y que ér a mos alemanes -las palabras eran, más o menos, estas: "Son los cerdos que llamaron a Hitler" - el oficial polaco sacó de la pistola, diciendo que él necesitaba matar tambi én a uno de esos. Herido en la cabeza, cayó muerto, de manera que tuve que pasar por encima de él. El mismo oficial dio otro tiro en nuestro grupo. Ignoro si con ese tiro mató a otro alemán, pues estaba prohibido mirar hacia atrás. En el camino, los hombres de la escolta sacaron de la columna a pla c er , uno u otro compañero mío, liquidándolos de una manera u otra, por tiros o co ronadas. Entre Lowitsch y Varsovia sería yo una de las víctimas. Durante la noche, me paga r on tres hombres de nuestra escolta, retrasándose para también, liquidarme. Uno de ellos me agarró por el brazo y los otros dos empezaron a darme la espalda. Sin embargo, conseguí librarme de ellos y me eché a huir. Herido en el hombro, por un disparo que aún dispararon sobre mí, me dejé caer, oyendo, en esa ocasión, a los soldados decir que tenían lo suficiente. Sin embargo, conseguí proseguir en la huida y esconderme hasta que encontré tropas alemanas. Me dieron una camisa limpia y después de lavarme, me ataron la herida. Luego fui, con otros compañeros liberados, un pedazo de la carretera por donde había pasado nuestra columna. Encontramos entonces numerosos cadáveres de compañeros alemanes. La mayoría de ellos estaba horriblemente mutilada, los rostros irreconocibles. Me parece que fueron muertos a culatazos. 95. De Lissa a Lowitsch. Relato del labrador Dr. Schubert. El testigo Dr. Albert Schubert, labrador en Grune, cerca de Lissa, depuso bajo juramento: El 2 de septiembre de 1939, fui arrestado en mi residencia sin comunicarme las razones, y bajo constantes amenazas de muerte. En Griewen, un primer sargento del 17 ° regimiento de ulanos, polaco, acuartelados en Lissa, me robó todo lo que traía conmigo. La escolta, compuesta de elementos de la tropa regular polaca, también robó el dinero a varios presos. En toda la marcha de Griewen hasta Lowitsch (250 km) caminamos a pie, quedando sin alimentación y sin alojami ento. Sólo una vez dieron