CRÍMENES POLACOS CONTRA ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA-EDICIÓN MEJORADA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS-2020 | Page 116
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(1) cónsul Wegner se salvó.
Una parte de los presos habían sido informados de que deberíamos proveernos
con víveres para cuatro días, pero pocos consiguieron comprarlos. El 2 de septiembr e
trajeron a otros presos, entre ellos el presidente de la Unión Alemana, el Dr. Hans
Kohnert, también con cédula roja. Cuando observamos, desde la ventana, la caída de
bombas lanzadas por aviadores alemanes y venimos como labradores alemanes
fueron golpeados de manera tal que se rompió una culata (Testigo D. Muller de la
sección alemana de pasaportes en Lodsch), comenzamos a experimentar el primer
día métodos de intimidación. Nuestros guardias que eran guardias civiles, policías
auxiliares y miembros de organizaciones semimilitares, nos obligaron, con bayoneta s
armadas, a acostarse en el suelo, amenazando de muerte a quien quisiera levantarse.
El 2 de septiembre nos pusieron a los dos, conduciéndonos al pati o.
Anteriormente, un soldado del grupo Haller había escogido algunos pares cuyas
manos fueron esposadas. En el pateo fuimos a formar un gran cuadrado; los soldados
de la escolta cargaron sus carabinas y pistolas automáticas, en nuestr a pr es enc i a ; y
luego nos pusieron en marcha. Tuvimos que pasar, primero, entre la población polaca
de Bromberg que nos insultaba con gritos.
En frente del puesto de la policía donde pudimos quedarnos, nos amenazaron con
lincharnos. Cuando quedó todo oscuro, marchamos, primero, vía Langenau y Schulitz,
para Thorn, una marcha forzada de 59 Km, imposible para ancianos y menores que se
hallaban entre nosotros. La fatiga de andar en las zanjas cuando los aviadores
alemanes atacaron. Hacia Langenau, D. Schnee ° Marta, 76 años de edad, cayó
mueriendo. Ella era sobrina del conocido gobernador de África del Este Aleman y
había dedicado su vida a la protección a los pobres, última mente como super i or a de
la Beneficencia Alemana. En Thorn fuimos alojados, durante la noche, en un salón
sucio, situado en un suburbio. Comenzaron a surgir los primeros casos de tras tor nos
mentales.
Hombres y mujeres gritaban; a veces se daban manifestaci ones anti-alemanas por
parte de los criminales polacos que se habían unido a nuestro grupo. El 4 de
septiembre, marchamos de Thorn hasta la estación de Ciechocinek. Nuestros
guardias estaban muy ocupados con la captura de desertores polacos. En vista del
desarrollo de las luchas, supusimos todos que las tropas alemanas llegaran a ti empo
para liberarnos. Poco antes de llegar al balneario, se suicidó el joven Gerhard
Schreiber de Bromberg, cortando la arteria carótida. El medico-operador Dr.
Staemmler de Bromberg, que se hallaba en nuestro grupo, cerró la herida. El herido
fue transportado a Ciechocinek donde murió. El Dr. Staemmler me declaró que,
podría haber sido salvo bajo un tratamiento normal. Mientras el muchacho que
pasaba por una crisis nerviosa, yacía en su sangre, fue pisoteado con los pies por el
último comandante de la policía de Bromberg que dirigía nuestro grupo. En los
demás, sin embargo, mandó quitarnos los corta uñas y las laminas de gilete.