NOTA
ODILE Y EL
CALENTAMIENTO GLOBAL
POR FEDRO GUILLÉN / @fedroguillen
El huracán que recientemente azotó las costas de
Baja California Sur es una prueba más de los peligros
que entraña este fenómeno y otra advertencia de lo mal
preparados que estamos en México para enfrentarlo.
E
n el imaginario colectivo, el “efecto mariposa” —uno de
los ejemplos favoritos entre quienes se dedican a estudiar
y entender la teoría del caos— se ilustra argumentando que el
aleteo de una mariposa en Asia es capaz de producir un tornado en América. Pero dado que la relación entre ambos eventos
es tan distante y sutil, un pensamiento lineal no la comprendería. Al parecer, lo mismo pasa con el calentamiento global y
los huracanes:
“El calentamiento global del planeta está provocando que se
duplique el riesgo de que se produzcan huracanes como Katrina
(2005) en Estados Unidos, concluye un estudio elaborado por
un equipo de la Universidad de Copenhague y el Panel Intergubernamental de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático,
publicado en la revista Proceedings of the National Academy of
Sciences. Según los investigadores, las tormentas extremas son
muy sensibles a los cambios de temperatura y el número de huracanes de una magnitud similar al ocurrido en Nueva Orleans
(Luisiana) está apunto de multiplicarse por dos debido al calentamiento global que se produjo durante el siglo XX”.1 El estudio
al que la nota hace mención —difundido en 2012— explica que
el aumento en el nivel del mar incrementa significativamente
los riesgos de la línea costera ante un huracán, ya que la entrada
de agua, con los daños asociados, es mayor.
Odile arribó a las costas de Baja California Sur el pasado 21 de septiembre, dejando una cauda de desastres materiales estimados en 1000 millones de dólares. Se calcula que
30 000 turistas quedaron varados; de inmediato hubo escasez
de combustible y agua y, en un hecho que llamó poderosamente la atención, los pobladores locales establecieron un sistema
de saqueo y rapiña en el que no sólo robaron víveres indispensables, sino alcohol y electrodomésticos. Lo anterior confirma
la idea de cierta teoría de masas en la cual se plantea que el
comportamiento colectivo altera las conductas individuales y
las puede convertir en más violentas (ahí está el ejemplo de las
barras en el futbol). “La turba manda por delante a mujeres y
niños, y no tenemos autorización para disparar a civiles, que
sería la única forma para detenerlos”, dijo a la agencia de noticias afp Guillermo Marrón, director de Seguridad Pública
y Tránsito Municipal de Los Cabos. Si bien a la fecha el saldo
es de cinco personas muertas y dos desaparecidas, las autoridades lo presumen como un indicador de lo bien preparada
que estaba la