200
7.
de
d
es
gba
n
19
u
My
NOTA
Lee
los que se tuvo que reubicar a los comerciantes que trabajaban en
la zona y asegurarles que continuarían trabajando. También resultaba fundamental no alterar demasiado el flujo de transporte, por
las vías rápidas demolidas transitaban 169 000 vehículos diarios,
que tenían que seguir en circulación. Y, por último, el río mismo
constituía un problema puesto que su caudal era irregular si no es
que prácticamente inexistente. Así, el proyecto no podía limitarse
a una acción puntual, sino a un conjunto de propuestas simultáneas que formaran parte de un proyecto global a largo plazo que
afectara lo menos posible la vida cotidiana, que convirtieran las
cosas sin perder la costumbre.
La transformación se llevó a cabo. 907 000 toneladas de concreto, varilla y cascajo surgieron de las demoliciones, de las cuales
se recicló 95%. Se construyeron 22 puentes y múltiples espacios
de descanso a lo largo de la ribera. De algo sirvió el hecho de que
la vialidad elevada se encontraba en pésimo estado y que para su
restructuración y rehabilitación se necesitaran 90 millones de dólares y una obra de tres años. Sirvió también que se formara un
comité ciudadano presidido por el urbanista a cargo del proyecto,
Kee Yeon Hwang, que hizo un trabajo de consulta con la población
local donde 79% de los habitantes estuvieron de acuerdo con la
transformación. Sirvió también que para compensar el flujo vehicular se diseñó la primera línea de autobuses rápidos en Seúl a lo
largo de 14.5 kilómetros por la misma ruta que la vialidad derruida. Quizá lo más complicado y polémico fue el hecho de tener que
bombear agua del río Han para mantener un caudal constante y
de tener mucho cuidado en separar las aguas pluviales del drenaje,
pues durante las tormentas se corría el riesgo de contaminar el
agua. El proyecto se terminó en 2005 y visto a la distancia, sólo se
puede decir que fue exitoso. Lee Myung-bak, el alcalde, se convirtió en presidente de Corea en 2007. El comercio se incrementó,
el precio de la tierra alrededor del río aumentó entre 30 y 50%, el
transporte cambió radicalmente, el flujo vehicular se redujo 18%,
mientras que los viajes en metro se incrementaron 14%, y más que
nada, Seúl tuvo la capacidad de regenerarse y obtener un gran espacio público.
El río vuelve, a pesar de la costumbre. El río se convierte en
metáfora de la vitalidad citadina, una vitalidad que había estado
perdida entre las nubes de una abstracción, la fe en el progreso
que postulaba el siglo XX. Ahora sabemos que demasiada fe también enceguece. Ahora pensamos que es necesario recuperar la
relación intrínseca con la naturaleza. Es el espíritu de este tiempo. Es sencillo ver los errores del pasado, pero es difícil ver las
carencias del presente. Cheonggyecheon, una arteria vial saturada, fue transformada en lo que era antes, un río donde además se
creó un espacio público donde los ciudadanos se reúnen, donde
se vuelven a entender las estaciones del año, donde la vegetación
tiene sus ciclos. Ahí también se conservaron algunos pilares de
la antigua vialidad elevada como testigos del pasado reciente, las
nuevas ruinas. Vemos esto y sabemos que tenemos razón al creer
sin reparos en la ecología, la sustentabilidad y las buenas maneras.
Es el espíritu de la época. La fe es ciega, pero bueno, no es una mala
costumbre. Ojalá lo entiendan en el futuro.
k, p
rea
residente de Co
EL PROYECTO DE RESTAURACIÓN
COSTÓ 386 MILLONES DE
DÓLARES, EN SU MOMENTO LA
RECUPERACIÓN MÁS COSTOSA
QUE SE HABÍA HECHO DE UN
RÍO. ¿POR QUÉ GASTAR DINERO
EN DERRUMBAR ALGO QUE YA
FUE CONSTRUIDO Y QUE, POR
COSTUMBRE, FUNCIONA?
El río (recuperado) que llevó a un alcalde a la presidencia