Cronica ambiental Octubre 2014 | Page 16

E n los pueblos de la laguna de Cajititlán, un pequeño embalse natural alimentado por las aguas de una cuenca cerrada (o endorreica: que no tiene salida), al sureste de la zona metropolitana de Guadalajara, todavía se cuenta la misteriosa y reciente historia sobre la muerte masiva de una especie amenaza de pez —según los registros de las normas oficiales mexicanas—. Su nombre común, popocha, ha sido materia de chistes entre los tapatíos, quienes redescubren la naturaleza sólo por la vía del desastre; pero, sobre todo, es materia de uso político-electoral que tiene como trasfondo la disputa por la misma capital del estado. Este drama de las popochas (Algansea popoche), un pez sin valor económico, pero de indiscutible relevancia ambiental como especie nativa, exclusiva del occidente de México en un entorno invadido por especies exóticas —consideración que en los gobernantes y empresarios no ocasiona más que una leve alzada de hombros—, no ha llegado a su fin. Si bien terminó la recolección de más de 275 toneladas de animales inertes entre agosto y los primeros días de septiembre pasado, lo que da varios millones de individuos, permanece sin claridad la causa del proceso de muerte, enrarecido por el conflicto entre el gobierno estatal priista y el municipal de Movimiento Ciudadano, en la búsqueda de culpables. Al investigador de la Universidad de Guadalajara (U. de G.), Luis Manuel Martínez Rivera, le genera suspicacias el fenómeno. Todos los individuos muertos fueron de talla modesta y bajo peso, lo que indicaría que se trata fundamentalmente de juveniles; el conocimiento de su comportamiento indica que no es, por otro lado, una especie frágil a la falta de oxígeno, sino por el contrario, resistente en condiciones adversas: el cuerpo de agua tiene muy poco oxígeno por la elevada competencia con otros peces, con algas y con materia orgánica fruto de las actividades humanas, además de su condición de cuenca cerrada. Esto lleva a una tercera duda: ¿por qué murieron casi exclusivamente popochas? Con larga experiencia en el tema, el científico tiene dos décadas al frente del monitoreo del río Ayuquila, en la región sur de Jalisco, y es asesor de la Junta Intermunicipal del Medio Ambiente de esa demarcación, la más antigua del país en su tipo. Ese conocimiento lo puso al frente de un equipo de trabajo que ahondará en el tema de contaminación lacustre. “La idea es no quedarnos en hipótesis provisionales, sino profundizar y establecer las causas precisas, lo que permitirá decidir de forma adecuada cómo se maneja la cuenca para mantener su calidad ambiental”, señala. El trabajo del equipo de esta casa de estudios, en conjunto con la Universidad Politécnica de la Zona Metropolitana de Guadalajara, se llevará hasta finales del año. Una cuenca endorreica es un caso comparable al de una isla: restringida territorialmente, no puede transferir “al otro lado” los costos ambientales, sino que los debe padecer por DURANTE LOS ÚLTIMOS TRES MESES, MÁS DE 275 TONELADAS DE PECES MUERTOS HAN SI