Héctor B. Fletes Ocón l Katia Lozano Uvario
al que se encuentran en los mercados tradicionales, sin necesariamente tener una
adecuada valoración de su costo. Lo anterior, ha generado un acceso limitado
a estos mercados y productos, solo de quienes cuentan con el ingreso necesario
para pagar los precios altos, una acumulación de excedentes y el mantenimiento
entre algunos productores, de una lógica del beneficio económico y no de
una visión solidaria, que busque ofrecer productos a precios accesibles a la
comunidad, como sucede con los productores solidarios de alimentos orgánicos
de Guatemala, quienes al ahorrarse la compra de insumos e involucrar el trabajo
familiar en la producción, permiten que algunos pueblos sin poder adquisitivo
accedan a ellos. Cabe aclarar que la autora no propone que los productores de
orgánicos ofrezcan sus productos por debajo de sus costos, sino que oferten a
precios justos y solidarios para ellos y sus compradores.
Debido a lo anterior, la autora nos remite a la revisión del concepto de valor
tanto desde el punto de vista de la teoría económica clásica, la marxista y el punto
de vista antropológico con el fin de analizar no sólo las motivaciones individuales
y sociales que llevan a diferenciar entre el valor de uso y el valor de cambio
de las mercancías, sino también a argumentar el hecho de que los productos y
sus intercambios conllevan relaciones sociales, siguiendo el punto de vista de
la antropología económica. Esto es importante en los mercados alternativos
para garantizar la solidaridad, el apoyo mutuo y el cambio social a través de
relaciones más igualitarias y colaborativas ente las personas. Mantener la
determinación de precios siguiendo un enfoque capitalista desdeña precisamente
la concreción de relaciones sociales y solidarias. De manera adicional al valor,
la autora plantea que el intercambio en los mercados alternativos con monedas
complementarias o dinero social (que complementan al dinero convencional
y es controlado por la gente que lo utiliza), resuelve en parte el problema de la
escasez de ingresos y el acceso a los productos o servicios ofertados.
El tercer apartado del libro “Nuevas perspectivas del desarrollo”) se integra
por dos artículos. En el primero de ellos Del Viv ir Mejor al Vivir Bien: Algunas
reflexiones en torno a la política del Vivir Mejor y su impacto en dos comunidades
indígenas del Occidente de México, Iliana Licona Flores, Peter W. Gerritsen y
Natalia Álvarez Grzybowska, señalan que hoy en día nos encontramos ante una
crisis civilizatoria en que el actual modelo de desarrollo es cuestionado al no
cumplir con las promesas de progreso y bienestar que ofrecía. Especialmente, el
campo mexicano ha sufrido los impactos de este modelo en el que la agricultura
familiar ha estado prácticamente al margen de las políticas de desarrollo rural
de nuestro país. Ante esta situación han surgido propuestas desde lo local, que
se basan en la diversidad bio-cultural y la importancia de su fortalecimiento.
En este sentido, en Latinoamérica, en los últimos años se escucha un nuevo
referente de reproducción social de la vida: el “Vivir Bien”.
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