Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
anillo que podía obtenerse nuevo en una joyería por sólo rublo y
medio.
-Deme cuatro rublos y lo desempeñaré. Es un recuerdo de mi
padre. Recibiré dinero de un momento a otro.
-Rublo y medio, y le descontaré los intereses.
-¡Rublo y medió! -exclamó el joven.
-Si no le parece bien, se lo lleva.
Y la vieja le devolvió el reloj. Él lo cogió y se dispuso a salir,
indignado; pero, de pronto, cayó en la cuenta de que la vieja
usurera era su último recurso y de que había ido allí para otra
cosa.
-Venga el dinero- dijo secamente.
La vieja sacó unas llaves del bolsillo y pasó a la habitación
inmediata.
Al quedar a solas, el joven empezó a reflexionar, mientras
aguzaba el oído. Hacía deducciones. Oyó abrir la cómoda.
«Sin duda, el cajón de arriba -dedujo-. Lleva las llaves en el
bolsillo derecho. Un manojo de llaves en un anillo de acero. Hay
una mayor que las otras y que tiene el paletón dentado.
Seguramente no es de la cómoda. Por lo tanto, hay una caja, tal
vez una caja de caudales. Las llaves de las cajas de caudales
suelen tener esa forma... ¡Ah, qué innoble es todo esto!»
La vieja reapareció.
-Aquí tiene, amigo mío. A diez kopeks por rublo y por mes, los
intereses del rublo y medio son quince kopeks, que cobro por
adelantado. Además, por los dos rublos del préstamo anterior he
de descontar veinte kopeks para el mes que empieza, lo que hace
un total de treinta y cinco kopeks. Por lo tanto, usted ha de recibir
por su reloj un rublo y quince kopeks. Aquí los tiene.
-Así, ¿todo ha quedado reducido a un rublo y quince kopeks?
-Exactamente.
StudioCreativo ¡Puro Arte!
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Comentario [L3]: El rubro tiene cien
kopecks.