Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
una mujer se propuso salvarme, como usted diría? Es una
cuestión que le interesará, pues esta mujer es su hermana. ¿Se lo
cuento? Así emplearemos el tiempo de que aún dispongo.
-Hable, pero espero que...
-No se inquiete. Avdotia Romanovna no puede inspirar, ni
siquiera a un hombre tan corrompido como yo, sino el respeto
más profundo.
IV
Sin duda sabe usted..., sí, sí, lo sabe porque se lo conté yo
mismo -dijo Svidrigailof, iniciando su relato-, que estuve en la
cárcel por deudas, una deuda cuantiosa que me era
absolutamente imposible pagar. No quiero entrar en detalles
acerca de mi rescate por Marfa Petrovna. Ya sabe usted cómo
puede trastornar el amor la cabeza a una mujer. Marfa Petrovna
era una mujer honesta y bastante inteligente, aunque de una
completa incultura. Esta mujer celosa y honesta, tras varias
escenas llenas de violencia y reproches, cerró conmigo una
especie de contrato que observó escrupulosamente durante todo
el tiempo de nuestra vida conyugal. Ella era mayor que yo. Yo
tuve la vileza, y también la lealtad, de decirle francamente que no
podía comprometerme a guardarle una fidelidad abso