CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 496

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski que le hicieran justicia en el acto y costara lo que costase. Poletchka, aterrada, se refugió con los niños en un rincón, junto al baúl. Rodeó con sus brazos a sus hermanitos y así esperó la vuelta de su madre. Amalia Ivanovna iba y venía por la habitación como una furia, rugiendo de rabia, lamentándose y arrojando al suelo todo lo que caía en sus manos. Entre los inquilinos reinaba gran confusión: unos comentaban a grandes voces lo ocurrido, otros discutían y se insultaban y algunos seguían entonando canciones. «Ha llegado el momento de marcharse -pensó Raskolnikof-. Vamos a ver qué dice ahora Sonia Simonovna.» Y se dirigió a casa de Sonia. IV Aunque llevaba su propia carga de miserias y horrores en el corazón, Raskolnikof había defendido valientemente y con destreza la causa de Sonia ante Lujine. Dejando aparte el interés que se