Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
-¿Por qué? Porque no se puede vivir así. Por eso hay que razonar
seriamente y ver las cosas como son, en vez de echarse a llorar
como un niño y gritar que Dios no lo permitirá. ¿Qué sucederá si
un día lo llevan al hospital? Catalina Ivanovna está loca y tísica, y
morirá pronto. ¿Qué será entonces de los niños? ¿Crees que
Poletchka podrá salvarse? ¿No has visto por estos barrios niños a
los que sus madres envían a mendigar? Yo sé ya dónde viven esas
madres y cómo viven. Los niños de esos lugares no se parecen a
los otros. Entre ellos, los rapaces de siete años son ya viciosos y
ladrones.
-Pero ¿qué hacer, qué hacer? -exclamó Sonia, llorando
desesperadamente mientras se retorcía las manos.
-¿Qué hacer? Cambiar de una vez y aceptar el sufrimiento. ¿Qué,
no comprendes? Ya comprenderás más adelante... La libertad y el
poder, el poder sobre todo..., el dominio sobre todos los seres
pusilánimes... Sí, dominar a todo el hormiguero: he aquí el fin.
Acuérdate de esto: es como un testamento que hago para ti.
Acaso sea ésta la última vez que te hablo. Si no vengo mañana, te
enterarás de todo. Entonces acuérdate de mis palabras. Quizá
llegue un día, en el curso de los años, en que comprendas su
significado. Y si vengo mañana, te diré quién mató a Lisbeth.
Sonia se estremeció.
-Entonces, ¿usted lo sabe?-preguntó, helada de espanto y
dirigiéndole una mirada despavorida.
-Lo sé y te lo diré... Sólo te lo diré a ti. Te he escogido para esto.
No vendré a pedirte perdón, sino sencillamente a decírtelo. Hace
ya mucho tiempo que te elegí para esta confidencia: el mismo día
en que tu padre me habló de ti, cuando Lisbeth vivía aún. Adiós.
No me des la mano. Hasta mañana.
Y se marchó, dejando a Sonia la impresión de que había estado
conversando con un loco. Pero ella misma sentía como si le faltara
la razón. La cabeza le daba vueltas.
StudioCreativo ¡Puro Arte!
Página 403