CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 315

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski -Todavía me duele la cabeza. Consecuencia de los excesos de anoche en tu casa -dijo a Rasumikhine alegremente, tono muy distinto del que había empleado hasta entonces-. Aún estoy algo trastornado. -¿Resultó interesante la velada? Os dejé en el mejor momento. ¿Para quién fue la victoria? -Para nadie. Finalmente salieron a relucir los temas eternos. -Imagínate, Rodia, que la disputa había desembocado en esta cuestión: ¿existe el crimen...? Ya puedes suponer las tonterías que se dijeron. -Yo no veo nada de extraordinario en ello -repuso Raskolnikof distraídamente-. Es una simple cuestión de sociología. -La cuestión no se planteó en ese aspecto -observó Porfirio. -Cierto: no se planteó exactamente así -reconoció Rasumikhine acalorándose, como era su costumbre-. Oye, Rodia, te ruego que nos escuches y nos des tu opinión. Me interesa. Yo hacía cuanto podía mientras te esperaba. Les había hablado a todos de ti y les había prometido tu visita... Los primeros en intervenir fueron los socialistas, que expusieron su teoría. Todos la conocemos: el crimen es una protesta contra una organización social defectuosa. Esto es todo, y no admiten ninguna otra razón, absolutamente ninguna. -¡Gran error! -exclamó Porfirio Petrovitch, que se iba animando poco a poco y se reía al ver que Rasumikhine se embalaba cada vez más. -No, no admiten otra causa -prosiguió Rasumikhine con su creciente exaltación-. No me equivoco. Te mostraré sus libros. Ya leerás lo que dicen: «Tal individuo se ha perdido a causa del medio.» Y nada más. Es su frase favorita. O sea que si la sociedad estuviera bien organizada, no se cometerían crímenes, pues nadie sentiría el deseo de protestar y todos los hombres llegarían a ser justos. No tienen en cuenta la naturaleza: la eliminan, no existe para ellos. No ven una humanidad que se desarrolla mediante una StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 314