CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 272

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski -No debes inquietarte, mamá -dijo Dunia, abrazándola-. Ten confianza en él como la tengo yo. -Confianza en él no me falta, hija -dijo la pobre mujer-. Pero no he dormido en toda la noche. Salieron de la casa. -¿Sabes lo que me ha pasado, Dunetchka? Que esta mañana, cuando empezaba, al fin, a quedarme dormida, la difunta Marfa Petrovna se me ha aparecido en sueños. Iba vestida de blanco. Se ha acercado a mí, me ha cogido de la mano y ha sacudido la cabeza con aire severo, como censurándome... ¿No te parece que esto es un mal presagio? ¡Dios mío! ¡Dios mío...! Oiga, Dmitri Prokofitch: ¿sabía usted que Marfa Petrovna murió? -¿Marfa Petrovna? No sé quién es. -Pues sí, murió de repente. Y figúrese que... --¡Pero, mamá; si te ha dicho que no sabe quién es! -¿De modo que no lo sabe? ¡Y yo que creía que estaba al corriente de todo! Perdóneme, Dmitr