CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 257

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski Zosimof se echó a reír de buena gana. -Pero ¿para qué la quiero yo? -Te aseguro que no te ocasionará ninguna molestia. Lo único que tienes que hacer es hablarle, sea de lo que sea: te sientas a su lado y hablas. Como eres médico, puedes empezar por curarla de una enfermedad cualquiera. Te juro que no te arrepentirás... Esa mujer tiene un clavicordio. Yo sé un poco de música y conozco esa cancioncilla rusa que dice «Derramo lágrimas amargas». Ella adora las canciones sentimentales. Así empezó la cosa. Tú eres un maestro del teclado, un Rubinstein. Te aseguro que no te arrepentirás. -Pero oye: ¿le has hecho alguna promesa...?, ¿le has firmado algún papel...?, ¿le has propuesto el matrimonio? -Nada de eso, nada en absoluto... No, esa mujer no es lo que tú crees. Porque Tchebarof ha intentado... -Entonces, la plantas y en paz. -Imposible. -¿Por qué? -Pues... porque es imposible, sencillamente... Uno se siente atado, ¿no comprendes? -Lo que no entiendo es tu empeño en atraértela, en ligarla a ti. -Yo no he intentado tal cosa, ni mucho menos. Es ella la que me ha puesto las ligaduras, aprovechándose de mi estupidez. Sin embargo, le da lo mismo que el ligado sea yo o seas tú: el caso es tener a su lado un pretendiente... Es... es... No sé cómo explicarte... Mira; yo sé que tú dominas las matemáticas. Pues bien; háblale del cálculo integral. Te doy mi palabra de que no lo digo en broma; te juro que el tema le es indiferente. Ella te mirará y suspirará. Yo le he estado hablando durante dos días del Parlamento prusiano (llega un momento en que no sabe uno de qué hablarle), y lo único que ella hacía era suspirar y sudar. Pero no le hables de amor, pues podría acometerla una crisis de timidez. Limítate a hacerle creer que no puedes separarte de ella. StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 256