CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 256

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski -¡Déjame demonio...! ¡Maldito borracho! -gritó Zosimof debatiéndose. Y cuando Rasumikhine le hubo soltado, se quedó mirándole fijamente y lanzó una carcajada. Rasumikhine permaneció ante él, con los brazos caídos y el semblante pensativo y triste. -Desde luego, soy un asno -dijo con trágico acento-. Pero tú eres tan asno como yo. -Eso no, amigo; yo no soy un asno: yo no pienso en tonterías como tú. Continuaron su camino en silencio, y ya estaban cerca de la morada de Raskolnikof, cuando Rasumikhine, que daba muestras de gran preocupación, rompió el silencio. -Escucha -dijo a Zosimof-, tú no eres una mala persona, pero tienes una hermosa colección de defectos. Estás corrompido. Eres débil, sensual, comodón, y no sabes privarte de nada. Es un camino lamentable que conduce al cieno. Eres tan blando, tan afeminado, que no comprendo cómo has podido llegar a ser médico y, sobre todo, un médico que cumple con su deber. ¡Un doctor que duerme en lecho de plumas y se levanta por la noche para ir a visitar a un enfermo...! Dentro de dos o tres años no harás tales sacrificios... Pero, en fin, esto poco importa. Lo que quiero decirte es lo siguiente: tú dormirás esta noche en el departamento de la patrona (he obtenido, no sin trabajo, su consentimiento) y yo en la cocina. Esto es para ti una ocasión de trabar más estrecho conocimiento con ella... No, no pienses mal. No quiero decir eso, ni remotamente... -¡Pero si yo no pienso nada! -Esa mujer, querido, es el pudor personificado; una mezcla de discretos silencios, timidez, castidad invencible y, al mismo tiempo, hondos suspiros. Su sensibilidad es tal, que se funde como la cera. ¡Líbrame de ella, por lo que más quieras, Zosimof! Es bastante agraciada. Me harías un favor que te lo agradecería con toda el alma. ¡Te juro que te lo agradecería! StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 255