CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 143

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski «¿Pero por qué le pegan de ese modo? ¿Y por qué lo consienten los que lo ven?», se preguntó Raskolnikof, creyendo haberse vuelto loco. Pero no, no se había vuelto loco, ya que era capaz de distinguir los diversos ruidos... Por lo tanto, pronto subirían a su habitación. «Porque, seguramente, todo esto es por lo de ayer... ¡Señor, Señor...!» Intentó pasar el pestillo de la puerta, pero no tuvo fuerzas para levantar el brazo. Por otra parte, ¿para qué? El terror helaba su alma, la paralizaba... Al fin, aquel escándalo que había durado diez largos minutos se extinguió poco a poco. La patrona gemía débilmente. Ilia Petrovitch seguía profiriendo juramentos y amenazas. Después, también él enmudeció y ya no se le volvió a oír. «¡Señor! ¿Se habrá marchado? No, ahora se va. Y la patrona también, gimiendo, hecha un mar de lágrimas...» Un portazo. Los inquilinos van regresando a sus habitaciones. Primero lanzan exclamaciones, discuten, se interpelan a gritos; después sólo cambian murmullos. Debían de ser muy numerosos; la casa entera debía de haber acudido. ¿Qué significa todo esto, Señor? ¿Para qué, en nombre del cielo, habrá venido este hombre aquí?» Raskolnikof, extenuado, volvió a echarse en el diván. Pero no consiguió dormirse. Habría transcurrido una media hora, y era presa de un horror que no había experimentado jamás, cuando, de pronto, se abrió la puerta y una luz iluminó el aposento. Apareció Nastasia con una bujía y un plato de sopa en las manos. La sirvienta lo miró atentamente y, una vez segura de que no estaba dormido, depositó la bujía en la mesa y luego fue dejando todo lo demás: el pan, la sal, la cuchara, el plato. -Seguramente no has comido desde ayer. Te has pasado el día en la calle aunque ardías de fiebre. -Oye, Nastasia: ¿por qué le han pegado a la patrona? StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 142