CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 186

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski -Caballero -exclamó Lujine, herido en lo más vivo y adoptando una actitud llena de dignidad-, ¿quiere usted decir con eso que también yo...? -¡De ningún modo! ¿Cómo podría yo permitirme...? En fin, basta ya... Y después de cortar así el diálogo, Rasumikhine se apresuró a reanudar con Zosimof la conversación que había interrumpido la entrada de Piotr Petrovitch. Éste tuvo el buen sentido de aceptar la explicación del estudiante, y adoptó la firme resolución de marcharse al cabo de dos minutos. -Ya hemos trabado conocimiento -dijo a Raskolnikof-. Espero que, una vez esté curado, nuestras relaciones serán más íntimas, debido a las circunstancias que ya conoce usted. Le deseo un rápido restablecimiento. Raskolnikof ni siquiera dio muestras de haberle oído, y Piotr Petrovitch se puso en pie. -Seguramente -dijo Zosimof a Rasumikhine-, el asesino es uno de sus deudores. -Seguramente -repitió Rasumikhine-. Porfirio no revela a nadie sus pensamientos pero sólo interroga a los que tenían algo empeñado en casa de la vieja. -¿Los interroga?-exclamó Raskolnikof. -Sí, ¿por qué? -No, por nada. -Pero ¿cómo sabe quiénes son? -preguntó Zosimof. -Koch ha indicado algunos. Los nombres de otros figuraban en los papeles que envolvían los objetos, y otros, en fin, se han presentado espontáneamente al enterarse de lo ocurrido. -El culpable debe de ser un profesional de gran experiencia. ¡Qué resolución, qué audacia! -Pues no -replicó Rasumikhine-. En eso, tú y todo el mundo estáis equivocados. Yo estoy seguro de que es un inexperto de StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 185