un estuche que contiene un par de pendientes de oro. A continuación refiere la
siguiente historia:
« Anteayer, un poco después de las ocho de la noche (hora que coincide con la
del suceso), Mikolai, un pintor de oficio que frecuenta mi establecimiento, me
trajo estos pendientes y me pidió que le prestara dos rublos, dejándome la joya
en prenda.
» ¿De dónde has sacado esto? le pregunté.
»Él me contestó que se los había encontrado en la calle, y yo no le hice más
preguntas. Le di un rublo. Pensé que si yo no hacia la operación, se
aprovecharía otro, que Mikolai se bebería el dinero de todas formas y que era
preferible que la joya quedara en mis manos, pues estaba decidido a entregarla
a la policía si me enteraba de que era un objeto robado, al venir alguien a
reclamarla.»
Naturalmente dijo Rasumikhine , esto era un cuento tártaro. Duchkhine mentía
descaradamente, pues le conozco y sé que cuando aceptó de Mikolai esos
pendientes que valen treinta rublos no fue precisamente para entregarlos a la
policía. Si lo hizo fue por miedo. Pero esto poco importa. Dejemos que
Duchkhine siga hablando.
«Conozco a Mikolai Demetiev desde mi infancia, pues nació, como yo, en el
distrito de Zaraisk, gobierno de Riazán. No es un alcohólico, pero le gusta
beber a veces. Yo sabía que él estaba pintando unas habitaciones en la casa
de enfrente, con Mitri, que es paisano suyo. Apenas tuvo en sus manos el
rublo, se bebió dos vasitos, pagó, se echó el cambio al bolsillo y se fue. Mitri no
estaba con él entonces. A la mañana siguiente me enteré de que Alena
Ivanovna y su hermana Lisbeth habían sido asesinadas a hachazos. Las
conocía y sabia que la vieja prestaba dinero sobre los objetos de valor. Por eso
tuve ciertas sospechas acerca de estos pendientes. Entonces me dirigí a la
casa y empecé a investigar con el mayor disimulo, como si no me importara la
cosa. Lo primero que hice fue preguntar:
» ¿Está Mikolai?
»Y Mitri me explicó que Mikolai no había ido al trabajo, que había vuelto a su
casa bebido al amanecer, que había estado en ella no más de diez minutos y
que habia vuelto a marcharse. Mitri no le había vuelto a ver y estaba
terminando solo el trabajo.
»El departamento donde trabajaban los dos pintores está en el segundo piso y
da a la misma escalera que las habitaciones de las victimas.
»Hechas estas averiguaciones y sin decir ni una palabra a nadie, reuní cuantos
datos me fue posible acerca del asesinato y volví a mi casa sin que mis
sospechas se hubieran desvanecido.
»A la mañana siguiente, o sea dos después del crimen continuó Duchkhine ,
apareció Mikolai en mi establecimiento. Había bebido, pero no demasiado, de
modo que podía comprender lo que se le decía. Se sentó en un banco sin
pronunciar palabra. En aquel momento sólo habia en la taberna otro cliente,
que dormía en un banco, y mis dos muchachos.
» ¿Has visto a Mitri? pregunté a Mikolai.
» No, no lo he visto repuso.
» Entonces, ¿no has venido por aquí?
» No, no he venido desde anteayer.
» ¿Dónde has pasado esta noche?
» En las Arenas, en casa de los Kolomensky.
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