CRIMEN Y CASTIGO crimen y castigo | Page 261

luto. Y así ataviada recibía a los invitados con una mezcla de satisfacción y orgullo. Este orgullo, aunque legítimo, contrarió a Catalina Ivanovna, que pensó: « ¡Cualquiera diría que nosotros no habríamos podido poner la mesa sin su ayuda! » El gorro adornado con cintas nuevas le c