Sí, sí, más claramente..., morboso.
Pues bien; llevado de un sentimiento humanitario y... y de compasión, por
decirlo así, yo desearía serle útil, en vista de la posición extremadamente difícil
en que forzosamente se ha de encontrar. Porque tengo entendido que es usted
el único sostén de esa desventurada familia.
Sonia se levantó súbitamente.
Permítame preguntarle dijo si usted le habló ayer de una pensión. Ella me
dijo que usted se encargaría de conseguir que se la dieran. ¿Es eso verdad?
¡No, no, ni remotamente! Eso es incluso absurdo en cierto sentido. Yo sólo le
hablé de un socorro temporal que se le entregaría por su condición de viuda de
un funcionario muerto en servicio, y le advertí que tal socorro sólo podría
recibirlo si contaba con influencias. Por otra parte, me parece que su difunto
padre no solamente no había servido tiempo suficiente para tener derecho al
retiro, sino que ni siquiera prestaba servicio en el momento de su muerte. En
resumen, que uno siempre puede esperar, pero que en este caso la esperanza
tendría poco fundamento pues no existe el derecho de percibir socorro
alguno... ¡Y ella soñaba ya con una pensión! ¡Je, je, je! ¡Qué imaginación
posee esa señora!
Sí, esperaba una pensión..., pues es muy buena y su bondad la lleva a creerlo
todo..., y es..., sí, tiene usted razón... Con su permiso.
Sonia se dispuso a marcharse.
Un momento. No he terminado todavía.
¡Ah! Bien balbuceó la joven.
Siéntese, haga el favor.
Sonia, desconcertada, se sentó una vez más.
Viendo la triste situación de esa mujer, que ha de atender a niños de corta
edad, yo desearía, como ya le he dicho, serle útil en la medida de mis medios...
Compréndame, en la medida de mis medios y nada más. Por ejemplo, se
podría organizar una suscripción, o una rifa, o algo análogo, como suelen hacer
en estos casos los parientes o las personas extrañas que desean acudir en
ayuda de algún desgraciado. Esto es lo que quería decir. La cosa me parece
posible.
Sí, está muy bien... Dios se lo... balbuceó Sonia sin apartar los ojos de Piotr
Petrovitch.
La cosa es posible, sí, pero... dejémoslo para más tarde, aunque hayamos de
empezar hoy mismo. Nos volveremos a ver al atardecer, y entonces podremos
establecer las bases del negocio, por decirlo así. Venga a eso de las siete.
Confío en que Andrés Simonovitch querrá acompañarnos... Pero hay un punto
que desearía tratar con usted previamente con toda