Creciendo Juntos 5/NOV/2016 | Page 2

2 Creciendo JUNTOS cípulos, Jesús nos muestra el “Padrenuestro”; sin embargo, al escudriñarlo llegamos a un punto que nos molesta; aunque no lo digamos, tenemos argumentos en silencio. Es que al llegar al punto de: “y perdónanos nuestros pecados, así como hemos perdonado a los que pecan contra nosotros”. (Mateo 6:12), nos pone inquietos porque realmente no sentimos lo que se está diciendo, algunas personas sinceras dicen que es difícil perdonar a quienes nos hacen daño. Y es cierto, la naturaleza humana responde tratando de devolver el daño; sin embargo, Cristo Jesús no es así; su sacrificio supremo: encarnación, vida, muerte, resurrección y ascensión, tuvo entre otros propósitos, el perdón de los pecados del mundo. Nos perdonó llanamente sin tomar en cuenta nuestros pecados y lo expresó claramente: “… «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen»”. (Lucas 23:34) Ese perdón se extiende a toda persona que haya hecho daño al encarnado Hijo de Dios. Ahora todo cristiano vive en comunión perfecta con Cristo Jesús, Papá y Espíritu Santo; por lo que el apóstol Pablo nos exhorta a mostrar a Cristo: “…sean amables unos con otros, sean de buen corazón, y perdónense unos a otros, tal como Dios los ha perdonado a ustedes por medio de Cristo. Por lo tanto, imiten a Dios en todo lo que hagan porque ustedes son sus hijos queridos. Vivan una vida llena de amor, siguiendo el ejemplo de Cristo. Él nos amó y se ofreció a sí mismo como sacrificio por nosotros, como aroma agradable a Dios”. (Efesios 4:32-5:2) ¿Por qué debemos perdonar? Porque Dios lo ha hecho primero. Número 91 Ese día nos reunimos 16 personas, 7 adultos y 9 niños. El día 9 de octubre prediqué el sermón titulado: “Cuán bendecido es quien ha sido perdonado” (Salmos 32:1-2 / Romanos 4:7-8). Cuando en verdad nos damos cuenta hasta qué punto hemos sido bendecidos, no entendemos la dimensión de nuestras bendiciones, tal como lo expresa en apóstol Pablo: “Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo”. (Efesios 1:3) Por amor, Dios perdonó el pecado desde antes de la creación; en este hecho es de suma importancia Jesucristo ya que a través de Él, ha introducido la naturaleza humana en su naturaleza divina. Esto trae felicidad al ser humano, aunque no lo crea, ni lo sepa; por eso el apóstol dice: “«Oh, qué alegría para aquellos a quienes se les perdona la desobediencia, a quienes se les cubren los pecados. Sí, qué alegría para aquellos a quienes el Señor les borró el pecado de su cuenta»”. (Romanos 4:7-8) Así que, si hemos sido bendecidos de tal manera, de tal manera debemos ser bendición para quienes nos rodean. Ese día nos reunimos 18 personas, 8 adultos y 10 niños.