PATO GIL VILLALOBOS
HAPPY ARTE
TE XTO P OR C OUN T RY MAGAZ IN E
Esta artista plástica argentina, que vive en José Ignacio, Punta
del Este, es la precursora del Happy Arte, un método que hoy
utilizan más de 35 colegios de todo el mundo para que los chi-
cos saquen lo mejor de sí. Este verano inauguró, en Punta del
Este, un atelier en un local exterior del Punta Shopping con el
atractivo de invitar a los que se acercaban a encontrarse con
su artista interior y pintar su propia obra. La clave para sentirse
bien con ella misma y el sentido que tienen los colores en su
vida. Una musa que hoy eligen famosos de todo el mundo para
adquirir sus obras.
Pato Gil Villalobos transmite en cada
obra una felicidad absoluta. Con su Ha-
ppy Arte se autodefine como un agente
de cambio positivo. Una mujer fuera de
lo común que contagia su alegría. Un día
decidió cambiar el rumbo de su vida y dar
prioridad a un estilo más simple, impreg-
nado de arte y pudo ser feliz transmitien-
do su experiencia a través de su pintura.
Junto a su familia, rodeada de naturale-
za y mar, en su chacra en las afueras del
balneario José Ignacio, Uruguay, recibe a
gente de todo el mundo que quiere ad-
quirir sus obras. De chica era famosa entre
sus amigos pintando sus agendas cuando
iba a la Escuela Escocesa Saint Andrews.
Más tarde estudió marketing y fundó su
propia agencia donde sus clientes eran im-
portantes empresas. Pero en el 2001 dejó
el mundo empresarial y se fue a California
para pintar. Ese año también estuvo en la
India e Indonesia y más tarde, en Barce-
lona, conoció a una persona que le habló
de las lunas naranjas que se veían en José
Ignacio. Así llegó a Uruguay. “En Buenos
Aires trabajaba, era feliz y exitosa, pero
me faltaba paz mental”. Allí conoció a su
pareja con quien comparte, desde hace
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