Nela ha crecido al libre albedrío y al amparo de quien quiera socorrerla. Sin
educación ni vestido, con una mala alimentación, pero siempre bajo el cobijo de su
natural bondad. El amor que Pablo sentía por Nela era tan grande que siempre le
juraba que nunca se separarían y llegó a prometerle que algún día se casarían.
Teodoro Golfín era un médico especialista en ojos y, después de hacerle varios
estudios, creyó que Pablo tenía alguna esperanza de poder ver. Aunque las
esperanzas eran muy pocas, don Francisco y su hijo estaban muy entusiasmados,
tanto así, que después de que don Francisco le contó la noticia a su hermano
Manuel, éste último prometió que, si Pablo Penáguilas salía con éxito de la
operación, casaría a su hija Florentina con su sobrino.
Pablo era un joven sumamente sensible y con una curiosidad intelectual que su
padre se había encargado de nutrir con lecturas nocturnas. Tenía la cabeza llena de
conceptos e ideas que le habían permitido suplir su ceguera. Ahora, estaba
obsesionado con la belleza y decía que Nela era la persona más preciosa del
mundo, cosa extraña para los ojos de todos que, aunque no negaban que Marianela
era una buena persona, creían lo contrario. Días antes de la cirugía llegaron a
Sócrates don Manuel y su hija Florentina, una joven llena de belleza no sólo
exterior sino también de una infinita bondad. Ella era la futura esposa del joven
Pablo, aunque Pablo insistía en querer a Marianela como su mujer. Con la operación
y tantos movimientos en la Aldeacorba, la casa de don Francisco, Marianela y Pablo
se distanciaron. Ahora estaba la familia para cuidarlo y Marianela sufría por el
temor de perder lo único que la vida le había brindado, el amor del joven Pablo.
Pasaron los días y todo el pueblo hablaba del éxito de la operación. Pablo veía y su
mayor obsesión en su nueva vida era distinguir la belleza de la fealdad. Marianela
temía ser rechazada y decidió alejarse del pueblo y huir con Celipín, un niño con el
que vivía y que había decidido dejar su casa.
Florentina, que estaba llena de bondad y de gratitud hacia Nela, le ofreció un
verdadero hogar junto a la familia y, además, le avisó de los deseos de su primo
por conocerla. Marianela se rehusó y triste y confundida estuvo vagando por el
bosque. Un día, Teodoro la encontró en las peores condiciones y la llevó a
Aldeacorba a descansar. Ya en casa de los Penáguilas, Florentina cuidaba de Nela,
que se veía cansada y confundida. Una tarde, mientras la prima Florentina cosía un
vestido para Marianela, Pablo irrumpió en la habitación y, sin la costumbre de la
vista, vio a su prima sin percatarse de la presencia de Nela y el doctor: el joven
empezó a hablarle a su prima de su belleza y de la fortuna de haberla conocido.
Cuando descubre al doctor y a Nela era demasiado tarde. Marianela, turbada por el
dolor, el desencanto y la mala vida murió minuto s después de confesarle a Pablo su
identidad. Florentina que no se perdonó no haber podido ayudarla en vida, cosa
irónica, le brindó a Marianela el más bello de los sepulcros.
RESUMEN POR CAPÍTULOS
I. PERDIDO
Teodoro Golfín llega a Sócrates a vivir con su hermano Carlos, el ingeniero de las
minas, y en el camino se encuentra con Pablo Penáguilas, un joven ciego que
conoce muy bien los caminos. Pablo le ofrece ayuda para llegar a su destino. El
pueblo minero se encuentra en el norte de España.
II. GUIADO
Teodoro muestra interés por la ceguera del muchacho, pero no por curiosidad sino
por su profesión de médico especialista en los ojos. Pablo lo acompaña la mitad del