hambre, tengo que cazar sueños, ¡eso es lo que hago!-Pues no tienes por qué dejarlo, sólo tienes que aprender también a
liberarlos, aunque eso te contradiga a ti mismo, o eso creas. No temas,
uno sólo existe contradiciéndose a sí mismo a cada rato, si no, no tendría sentido tu existencia; un extremo de la cuerda no puede existir sin
el otro extremo. Si no estuvieran los dos, no habría cuerda.
-¿Qué quieres decir?
El extraño sonrió y clavó la mirada en el sueño, aún con una sonrisita
en el rostro. Tomó de su espalda otra flecha.
-Vuélvete también un liberasueños- y le aventó la