desacreditada y abaratada por el campante método
de pensar de Plethora, cuyo carisma no le permitía
abandonar a ninguno. Mas sin embargo las lágrimas
de Gideus sobre Ledón y Plethora los hacían endebles
y cada vez mas cercanos; y la imparcialidad de Plethora se estrellaba con este apego. Su propósito y su libre
albedrío llevaron a Plethora a abandonar la filosofía y
la ciencia, el cálculo y la alquimia, a Gideus y a Ledón,
la llevaron a desvanecerse. La implosión de Plethora
dejo tras de si un pequeño velo de luz que escapó por
la ventanilla, una costilla y lágrimas. Gideus vio en esto
una oportunidad para reintegrar el debate con Ledón sin
intermedios (y quizá el saber
que Ledón no tendría mas
satisfacción de palabra con
Plethora), así que no dió
importancia y lo invitó a proseguir. Pero Ledón, cuyo propósito de complementar a Gideus y
de rebatirlo había
cesado debido a Plethora, también implotó.
Dejando atrás la última costilla y lágrimas. Gideus
aun entonces pensaba para si mismo que en un
plano alterno, tanto Ledón como Plethora no
podían existir en un entorno ambicioso y sabio
como él; y que entonces eran imperfectos debido
a que se vieron intervenidos por sus sentimientos.
“La mujer es, la discordia entre los hombres”
Finalmente, Gideus decidió en una repentina ocurrencia, retirar su última costila y sembrarla, pero
ésta costilla al ser la mas distante del corazón no
recibió ningún pulso.