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é
De todos las sustancias y de
todos los colores, el café se
distingue tanto que es necesario venerarlo un poco. Pues
es el amargo brebaje que estimula
cada
tertulia
añade sofisticación
y
a
le
la
so-
bremesa, eso sí, no hay que
olvidar a su recurrente sustituto y primo lejano: el té,
sin
embargo
bebida
el
té
orgánica,
tal
su
cual
color
siempre varía dependiendo de que infusión que se haga con frutos
y hojas. Ahora el café no sólo
se puede encontrar servido en
porcelana elegante, sino también se halla impregnado
en la tierra, manto del planeta y alfombra de la vida que
hay
en
él;
no
hay
que
atri-
buirle la suciedad o mugre por
esto último al café, también
del
barro
sanías.
nacen
las
arte-