CORAZÓN DELATOR Agosto 2017 | Page 11

Pellegrini, Antonio Requeni, también, Antonio Porchia. El último la influyó notablemente a la hora de escribir

En el bar de San Telmo “La Fantasma”, conoció a Olga Orozco quien le permitió establecer vínculos con Elizabeth Azcona Cranwell, que integraba el grupo “Poesía Buenos Aires” que se reunía fundamentalmente en el “Palacio do Café” de la calle Corrientes para inventar la poesía entre ríos de vino y ginebra.

“La última inocencia” y “Las aventuras perdidas” serán publicados por la editorial de este grupo. Es entonces cuando deja de tartamudear y adquiere más seguridad en su habla, es también precisamente cuando más libre se siente en sus poesías, se explora sin miedos, se atreve a decir lo que hasta entonces era innombrable, y surge así la Alejandra que más personas leen y creen conocer.

la Alejandra que más personas leen y creen conocer.

"La última inocencia” fue dedicado enteramente a León Ostrov, su psicoanalista a la edad de 18 años. Entre ellos había nacido una amistad, el interés de ambos por la filosofía y la literatura había sido más fuerte, tanto que Alejandra dejó el tratamiento luego de un año. Lo interesante es que es en este libro donde la muerte aparece por primera vez y adquiere características, adjetivos y un nombre propio. “Pero quiero saberme viva, pero no quiero hablar de la muerte ni de sus extrañas manos”, escribió en “La de los ojos abiertos”.

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Mis manos crecían con música detrás de las flores pero ahora por qué te busco, noche, por qué duermo con tus muertos”. Azul, de Las aventuras perdidas.