Posibles soluciones
Es impensable el desapego al mundo digital como medio de solución. Parte del secreto está en reducir, sobre todo, la información inútil. La maestra Mercado Lozano hace un llamado a tomar conciencia sobre el uso del internet, sobre todo de las redes sociales. Parte de sus recomendaciones son evitar el reenvio de cadenas y variar los modos de comunicación entre la gente.
No estaría de más un plan dgubernamental para evitar el incremento de basura electrónica. La clave estaría en invocar a un viejo conocido: el reciclaje. Crear nuevas piezas a partir de los desechos de otras, incluso llegando a fabricar productos enteros. Por parte del lado digital, la solución no es algo que no hayamos oído antes, pero aplicado a otro campo un tanto más delicado: es condicionar nuestra nueva realidad.
Se dice que siempre la solución radica en el problema. Este principio bien puede aplicarse a cualquier escenario. Sin embargo, la posible solución al tema que nos incumbe haría que replanteáramos la problemática. ¿Y si no necesitamos cambiar nuestro mundo digital, sino nuestra más cercana realidad? Así lo plantea Moratalla. Propone un nuevo desarrollo
desarrollo cultural, conservando nuestras riquezas. Una vez más, se basa en la encíclica de Francisco. Ambos, uno siguiendo a otro -yo siguiendo a los dos- identifican el origen del problema en nuestra realidad. Si nos desapartamos del mundo buscando refugio en la red, trasladamos nuestra casa a esa nueva realidad.
Una solució más completa sería la mezcla de ambas. Es cierto que necesitamos una reducción en el uso y mal uso de las herramientas tecnológicas actuales, pero también es cierto que nos urge una revalorización de nuestro entorno. El abrazar a lo digital hace que despreciemos a lo real, y ese desprecio nos hace aferrarnos aun más al mundo que hemos creado. Necesitamos ser menos máquinas y más humanos. Es necesaria también una conciencia bien despierta para saber utilizar las facilidades que nos brinda la era en la que estamos viviendo. La conexión de ambos mundos retroalimenta el problema; en ella encontraremos también la solución. En este caso, el tiempo no dirá nada: debemos hacerlo hablar, ya sea para salvarnos o condenarnos.